JOSÉ SO NETO PEREIRA ES PERIODISTA Y PEDAGOGO PORTUGUÉS. (PPP) |
Hoy me he levantado didáctico y dispuesto a explicar aspectos incomprensibles de la vida política y he recordado mis años en Braga. En Braga jamás te pillaban en braga, juego de palabra que se te habrá ocurrido desde hace tiempo y que quiero apartar ya. En Braga había un colegio con un comedor escolar o, mejor dicho, un comedor escolar que tenía como tapadera un colegio.
En el colegio de Braga los chanchullos alrededor del comedor eran innumerables. Semejante a lo que ocurre ahora, el dinero tapa muchas bocas y hace cómplices fácilmente. Basta con hacer creer a algunos que su trabajo debería estar mejor remunerado y pasarles un sobre por debajo para ya tener un socio. Y luego otro y otro.
Una vez que ya estás en las garras del corrupto no tienes más remedio que defenderlo a muerte. Es así como los corruptos están cubiertos por un fuerte anillo de inmunidad. Pero tan corruptos e intoxicados son unos como otros.
La segunda norma que aplica el secretario general de la corrupción es la de "quién parte y reparte se lleva la mejor parte". Esto siempre ha sido así y necesita poca explicación.
Una vez que se inicia la corruptela todo les parece poco. Cada vez en el comedor se come peor para que haya más beneficio, cada vez se aprieta más a los proveedores, cada vez hay más mierda alrededor. En el colegio de Braga del que te estoy hablando los beneficios eran innumerables, los sobres eran de cantidades muy altas.
Lo peor de todo, en el comedor de Braga o en la política española, es que todo se contamina. El mal olor no es visible pero si palpable, lo cual provoca que los indeseables piensen que no son vistos pero realmente todo el mundo lo sabe. Todo el mundo está asqueado, si los que organizan no son transparentes la opacidad lo cubre todo.
Menos mal que esto fue en Braga y que en España no hay casos parecidos.
SONETO SOBRE LOS SOBRES INDEBIDOS.
A nadie sorprende que alguien cobre
por un trabajo que se realiza.
Pero si además le dan un sobre
a la honradez la hacen trizas.
La falta de honestidad es un mal
que se extiende fácilmente
porque quien pierde la moral
se convierte en un cliente.
La corrupción todo contamina
y la codicia se incrementa
porque a nuestra alma fascina.
Locos andamos por aumentar la renta
y callamos por una mísera propina
del canalla que ajusta las cuentas.
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