martes, 2 de julio de 2013

CHAQUE JOUR UNE CHANSON: SOLDADO LIBRE, SUELTO YA DE CASEROS Y CASAS.

Recuerdo de los Calchaquis aquel SOLDADO LIBRE de Nicolás Guillén. Lo canté cuando me licencié hace ahora algunos años.
Hoy que la mili no es obligatoria, tengo hijos y lo que sí parece obligatorio es estudiar en otra ciudad y alquilarles un piso.
Un piso viejo con muebles destrozados o cogidos literalmente de la basura. Un piso donde lo único que funciona es el contador de la luz. Un piso con electrodomésticos funcionales en la cocina pero que no funcionan, unos muebles añejos en el cuarto de baño comidos por el agua y un romi demodé años 60 con incrustaciones de óxido en el bajo del cristal.
En la habitación un jergón piojoso sobre un somier de la abuela. Una estantería que es tontería describir. Y el salón, tan romántico como Bécquer, en el ángulo oscuro. Un sofá maloliente y una tele de lámparas de cuando se inventó la televisión. Un museo de la España del Cuéntame en cada uno de los hogares de estudiante.
Harto ya de estar harto ya me cansé, cantaba Serrat. Pero no soy el vagabundo de la canción, soy un sufrido padre de familia que se deja 400 euros mensuales por unos pisos que dan grima verlos.
¿En esa cama duerme mi hijo? ¡¡¡¡Y encima pago!!!! De acuerdo, es la ley de la oferta y la demanda. De acuerdo, los estudiantes también son... la leche.
Pero visto lo visto prefiero ser yo el propio casero. Hemos comprado un piso muy barato para que la historia del hijo pródigo no se repita una vez más. Ya está  bien de pagarle año tras año una casa cutre a un ser cucuatro o cucinco. Un ser que va pagando carteles cuando no tiene el piso alquilado porque 800 euros mensuales en mucho dinero pero que no se gasta en mejorarlo ni 100. "¡ASQUEROSOS ESTUDIANTES!" Un ser que escribe los carteles de uno en uno y con faltas de ortografía porque tres céntimos de fotocopiadora es un duro de los de antes. Ahora el alquiler son muchos duros, de los de antes también.
Suelto ya de caseros y casas. No volveré a buscar pisos. No volveré a tratar con añejos avaros y miserables. No volverán a dormir mis hijos en jergones depositados en la basura.
Ojalá, que cantaba el Silvio, ese oro y ese  dinero se convierta en polvo de patata.

No hay comentarios: