El péndulo. Te he preparado un vídeo para que las matemáticas y la física te hagan pensar. Quince bolas. Solo quince bolas son la parábola de la vida porque las bolas no se paran, pero tampoco se juntan. Es único porque es el torno y el eterno retorno. Es un experimento único aunque yo me acuerdo en Dijon, donde fui alumna excelente en la universidad, que me lleve dos bolas que chocaban en un juego muy común de mi de cuando era chica. Quince péndulos simples no acoplados, colgando de hilos de longitudes crecientes. Como la vida misma. Cuando los elevas todos a la vez y los sueltas, los péndulos bailan formando ondas aparentemente al azar. Podríamos hacer un intento parecido con todos los cuñados: los elevamos todos a la vez y los soltamos. Seguro que bailan formando ondas con sus estómagos pero no será al azar. Podríamos llamar a esta danza "arte cibernético". El periodo para un ciclo completo es de 60 segundos. Es la vida misma. En 60 segundos me engendró mi padre. No había tiempo para más. Así he nacido yo de procaz y de precoz. Es la vida misma. La longitud del péndulo más largo lo ajusté para que ejecutara 51 oscilaciones durante este periodo de 60 segundos. Bueno,mi padre dio solo tres oscilaciones y mi madre ni se enteró. Como la vida misma. La longitud de cada péndulo sucesivo la fui acortando y ajustando de forma cuidadosa para que ejecutara una oscilación más que el anterior durante este periodo. Será su periodo, el mío se perdió. Y como si del yin y el yan se tratase, el péndulo 15, el más corto, es el que ejecuta 65 oscilaciones. Los más cortos son los más aprovechaos. Te lo digo yo que soy alta y todos se aprovechan de mi.
Estarás pensando que entre tantas ejecuciones me podrían haber ejecutado a mi, pero yo estoy aquí creando arte cibernético y te traigo la vida misma en parábolas con bolas que el mismo Papa se quedaría boquiabierto. Lástima que hoy no hay.
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