ER CASIANO PILLAO IN FLAGRANTI |
Resurta, porque eso es mensaje populá, que un arbañí tiene fecha de entrada pero no de salida. La principá razón de tan semejante afirmaciíon se basa con cemento de mortero del 4 en los famosos poyaques.
- Poyaquedejaotanbonitoesto poaquello.
- Poyaquepistasaquí poallí.
- Poyaquehasdescubiertoamérica poasia.
Y asín hasta elin finito en una pogresión geomística difíci de definí.
¿Y totá paqué? Pá ná. Tú ya estas acostumbrao a tu salita, tu tele con su tedete y el duvede y ahora te lo cambió tó y jodete.
Que hay que cambiá los muebles, bueno, vale, dacuerdo. Se cambian. Pero los tiempos nuevos te ofertan facilidades que terminan siendo tó poblemas. Tú ibas con iva a una tienda y le decía: er mueble bá, la mesita y el sofá deskay. A los tres días te llegaban pin, pan. Y asunto concluío.
Hoy no. Hoy hay mucha variedá y en la variedá está el disgusto y en disgustos hay colores según la gravedá. Hoy tienes que vé ochenta tiendas y como no te gusta ninguna terminas en una tienda sueca por aquello que todo er mundo se hace er sueco y allí naide tiene ni IDEA. Llegas a una planta mú grande después de haber saboreao unas armóndigas incomibles que saben a rabo de lagartija y un café inexpugnable como los sordados de la gleba y te pones a echar caja der pasillo 27. Aluego er coche que, desgraciadamente, no es ni extensible ni de plastilina. Venga, coloca tu aquello. Luego llegas y descargas. Y luego montas. Te deshaces de tu mesa de madera provenzá der siglo XX pá poné una cosa indefinida, eso si, que diseño Allan Söhnner tres días antes de entrá en prisión.
Y es que er poblema es que el hombre en su tiempo de ocio atenta contra er colesteró y el hígado personá, pero no perjudica a terceros. La mujé no. La mujé en su tiempo de ocio piensa en mejorán las cosas: que si esta mesa está mú vieja, que si ese sillón está envencijao, que si patatín que si patatán que a la vera vera de san Juan estaba san Pedro con las llaves der cielo. Que allí es donde voy a llegá yo por er veranito que llevo.
Madrugón tras madrugón ya ni me reconocen por la calle. En fin, Casiano, esta es la auténtica realidá virtuá de los tiempos que corren y nos arcanzan por detrá, con perdón.
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