sábado, 18 de junio de 2011

EL PROCESO Y BOCHORNO EN LA SIESTA KAFKIANA CON LA PESADILLA DEL B. DE SANTANDER SIN RESCATE NI BOTIN

Cuatro de la tarde.
El sol despiadado calienta el ambiente en un día tórrido, tórrido. Las cervezas heladas que refrigeran tu estado febril refluyen a un estado tibio de placidez mental muy parecido a la somnolencia o, vulgarmente, siesta.
El murmullo de las olas resuenan en tu mente aunque la playa más cercana está a 12 kilómetros, tres dulces sirenas acarician tu espalda y sus lenguas lametean tus orejillas.
Cuatro treinta. Suena el teléfono. No sabes si es Kafka el que ha venido con EL PROCESO o eres tú el que te levantas metamorfoseado en una vil cucaracha. Es sábado 18 pero parece martes y trece y los ardores de aquellas empanadillas.
- Dígame
- Hola buenas tardes, le llamo del departamento de cobros del Banco de Santander para decirle que tiene usted una deuda con nosotros de 42 euros.
- Mire señorita, lo siento. No soy cliente. Hace tres años abri un depósito y ya he hablado con la directora que se ha hecho cargo de la oficina. Aquella la cerraron porque era un desastre.
- Bueno, de acuerdo, lo anoto aquí.
Tal vez mi tono de voz desgarrado y desgarrador no invitaba a muchas especulaciones financieras. Pero hete aquí que estos señores ya habían terminado de freír las empanadillas y de leerse la metamorfosis y como tenían el proceso abierto o cobran por fastidiar, justo en el momento en que yo me entregaba a la hermosa sirena que jugueteaba con las gotillas de sudor y pasión que corrían por mi torso escultural y mordisqueaba con dulzura mis pezones ....
RRRRRRRRRRIIIIIIIIIIIINNNNNNNNNNNNGGGGGGGGGGGG
CINCO DE LA TARDE.
- A ver, dígame.
- Buenas tardes, le llamo del Banco de Santander...
- MIre usted, que ya me han llamado, ya le he explicado que he ido al banco, he hablado con la directora, es sábado, son las cinco de la tarde, que no comprendo que coño hacen ustedes trabajando, que no me llamen más, que no le debo nada a Botín ni a San Valentín. Que el primer día que tenga libre por la mañana voy a ir al banco y les voy a poner una reclamación que sus váis a enterá, que me habéis llamado esta mañana cuatro veces...
Y durante cuatro minutos justo fui echando la lava caliente que había dejado en mi interior la sirenita con el aroma de la cerveza mezclada con todos los rencores que caben en mi a esa hora de la tarde.
Porque si malo es el coito interruptus no te digo ná de la siestus cortatun.

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