domingo, 30 de enero de 2011

TESIS HIPOTÉTICA DE LA DIFICULTAD DE LA EDAD Y LA DIVERSIDAD DE CONFLICTOS QUE SURGEN DE LA CRUDA REALIDAD, TE LO DIGO DE VERDAD.


Hoy mi pequeño cumple 17. El tiempo pasa rápido y podría haber sido una buena oportunidad de escuchar Volver a los 17, de la Violeta.
Pero no le gusta. Los tiempos cambian que es una barbaridad y el conflicto generacional nace en unas complejas relaciones sociales donde nada permanece. No me gustan las series o la tele o los concursos. ¿NO? Pues a tu descendencia SÍ.
Educar tambiés es peliagudo. En una tesis hipotética anterior del por qué somos como somos resolvía cientificamente el conflicto de que ese pequeñín de un año que nos parece un niño chico, no lo es. Ahí empezaba casi todo. Pero hay más. De lo contrario todos los niños serían iguales y basta con viajar un poco para descubrir de que en España existe mayor riesgo de niños y niñas de pataleta, lloros y tonterías.
Uno de los factores que se han dado es dejar a los hijos al cuidado de los abuelos durante largas jornadas. No es que los pobres abuelillos tengan culpa de nada, todo lo contrario. Después de criar con mil amores y dolores a su hijo, se ven en la tesitura de quedarse con el nieto porque su hijo o hija tiene que trabajar o labrarse un futuro.
Ellos también labraban y después de quemarse al sol viven su tercera edad soportando a queridísimos nietos. Porque encima los quieren, pero el sopor y el agotamiento no se los quita nadie.
- ¡Y dale al niño verduras! ¡Y no le compres chucherías!
- Sí hija, sí. Asienten con energía de las 8 de la mañana. Y cuando cierran la puerta piensan "ja, ja, encima me vas a decir lo que van a comer"
El lugar que ocupan los hijos /as también es fundamental. El orden del ordinal. El primero acapara la energía de los papás y las normas tienen mayor seguimiento. Si queda en hijo /a único es muy difícil explicar que el mundo no termina en uno mismo y hay comportamientos unitarios.
La disciplina tiende a relajarse y lo que era inamovible e innegociable va cayendo. La energía también va decayendo.
Para sustentar la hipótesis podría contar mil ejemplos de pequeñines de las familias. Hermanos mayores que exclaman "¡Cómo le dejas hacer eso!"
Hay un tiempo para cada cosa, hay una capacidad para cada tiempo. Pero todos tendemos a ocupar un espacio personal dentro de las relaciones familiares y los dos argumentos se van desvaneciendo cuando nos comparamos, cuando asomamos la cabeza para decir "aquí estoy yo".
La vida, la vida, la vida es.

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