martes, 23 de noviembre de 2010

Humor y Realidad: Favores y mimitos en Francia.

Oh la lá, la France. Es que son agudos. Se ponen de acuerdo enseguiita: a sacar el dinero de los bancos, hazme un trabajito que yo te lo pago con mimitos. Pero que listos, mon dieu.
Aunque en lo de cambiar favores puede haber alguno y alguna que mate dos pájaros de un tiro, es decir, me haces el favor y me haces el favor.
Me acuerdo de un cuento que siempre he contado porque lo leía de pequeño de un paletico que va a la ciudad con dos reales para sacarse la muela, cuando sacarse una muela valía dos reales porque te la sacaba el barbero.
El hombre llegó a la ciudad con poco dinero y mucha hambre y al pasar por una pastelería no pudo por menos que plantarse en el escaparate a rendirse ante las maravillas que allí había: dulces de nata, de yema, piñones. Su cara era un poema. Esa lengua que le llegaba a la barbilla, esos ojillos que disfrutaban con lo que no se iba a comer, esa nariz oliendo un aroma inexistente..
Pasaban por allí dos ricos desocupados que al verle la cara no tuvieron más remedio que pararse a reírse un rato. Y como el paletico no se daba ni cuenta decidieron burlarse un poco más de él:
- ¿Qué pasa hombre? ¿Te comerías algún pastel?
- ¿Alguno? ¡Me los comería todos! -exclamó el pobre hombre
- ¡Qué exagerado! ¿Hacemos una apuesta? Nosotros te pagamos los pasteles, pero si no te los comes todos ¿qué harías?
- Pó yo, pó yo... me dejo arrancar una muela.
- Anda ya, pedazo de bruto.
Tanto porfiaron que los señoritos por reírse más y más decidieron llegar hasta las últimas consecuencias. Cincuenta y dos pasteles se comió nuestro hombre pero el que hacía cincuenta y tres lo dejó a medias.
- Está bien. He perdido, reconoció haciéndose la víctima.
- ¡Si es que hay que ser animal!. Venga, a quitarte la muela.
Así fue. Fueron al barbero y cuando le preguntó que muela quería quitarse el tonto, aparente, señaló la picada.
Después de mucho reírse de él los señoritingos, nuestro hombre les confesó la verdad:
- He venido esta mañana a arrancarme una muela porque ya no aguantaba el dolor. Pero pobre soy y no traía más de dos reales. Vuelvo al pueblo con la muela quitada, harto de pasteles y con dos reales. ¿Creen que se pueden reír de mi?
Pues fontaneros, electricistas y reparadores en general. Cuidado con las reparaciones y fervores en general, digo favores.

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