miércoles, 6 de octubre de 2010

Chaque jour une chanson.Ven, ven, desátame (del wifi)

(Esta historia es real. He modificado los nombres)
Bajé la escalera del bloque y lo saludé.
- Hola, Diego.
- Hasta ahora, Migue.
Entonces me preguntó por la espalda:
- Migue ¿Tú sabes de leyes?
Era una de esas preguntas donde la respuesta importa poco. Lo noté enseguida. Diego tenía ganas de hablar conmigo y punto, he dicho y punto.
Me alejó un poco de la puerta del bloque porque no quería que se enterara su vieja.
- Es que mi vieja no lo sabe. Pero me estoy separando de mi Jeni. Me ha denunciao porque me he traio el ordenador, el portátil y el router. Es que la Jeni está enganchá y se pasa tó el día en el ordenador. Este verano ya he tenío unas broncas con ella porque llegaba la noche y no había preparado ni la comida.
Yo me acordaba de la obra de teatro que había visto el sábado "La maleta de los nervios" La depresión de la protagonista no era algo individual, pensaba yo.

Injusto sería encuadrar esta historia en el mundo femenino, como demuestra esta genial imagen. Pero es muy difícil el papel de la mujer en el siglo XXI.
Si trabaja porque trabaja y el trabajo de la casa le sigue persiguiendo (doble trabajo) y si no trabaja porque no trabaja y el hastío y la frustración se le apodera con más facilidad.
Porque internet puede ser la revolución del siglo, pero como decían los borrachos en el pasodoble de la ley Corcuera, a veces damos pasitos pá trás. El vacío existencial que produce un mundo irreal y falso, donde prevalece la mentira, es muy fuerte para poderlo superar fácilmente y me da que los psicólogos van a tener un papel destacado en los próximos años.
Por eso, después de ver a Diego y recordar a ese chaval que fue y lo desgraciado que me parece ahora, con sus visitas a la calle Vicario para desintoxicarse y la dura realidad que me narra durante una hora, no tengo más remedio que despedirme silbando el ven, ven, desátame. Mi subconsciente que es así de traidor.

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