sábado, 1 de noviembre de 2008

Humor y Realidad. 6

Últimamente le estoy dedicando demasiado tiempo a la realidad y muy poco al humor. Y eso no es bueno. Y eso no es sano. La realidad me está obsesionando. Y eso no es bueno. Y eso no es sano.
Hablando de obsesiones ¡qué malo es cuando te bloqueas por una obsesión y no ves más allá.
Eso es lo que le pasó a un señor que atravesaba el desierto con su camella, travesía que como todos sabéis dura aproximandamente 40 días. La primera semana el hombre lo llevó bien, la segunda semana regular y en la tercera semana empezó a mirar a la camella de forma "cariñosa" e incluso la encontraba hermosa. Joé, a poco más compongo el ramito de violeta en versión chillout.

Como puedes ver la camella no era especialmente sensual pero a nuestro hombre le empezó a sugestionar y a verle un atractivo corrosivo, especialmente por detrá. Tanto es así que en la vigésimo quinta noche intentó montarla, pero en sentido profano y como decían en Sodoma ¡a lo bestia! Pero la camella ¡ay! no se dejó. Nuestro hombre, obstinado, obsesivo y obsexivo comenzó una guerra sin cuartel pero con toda la ARMADA, nunca peor dicho, y de arrumacos y forcejeos nació aquella noche algunas baladas de desamor tan conocidas como "Échame a mi la culpa de lo que pase" "Hace tiempo que no siento nada estando contigo y las uvas están verdes" "Ansiedad" y una larga lista de boleros.
Tanto fue el estupor que se creo en los dioses del desierto que ellos, tan misericordiosos, mandaron a nuestro hombre una moza muy linda y sensual que llegó allí en mitad de la noche

Con aire absolutamente provocativo y sensual se acerco a la oreja de nuestro hombre y con cálida pronunicación que hubiera hecho correr ríos de desenfreno le dijo:
- Alá me manda para favorecerte. Soy tu esclava y puedes disponer de mi.
El buen hombre, entendió que había sido favorecido para culminar su necesidad y dijo:
- ¡¡¡SUJÉTAME LA CAMELLA!!!

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