viernes, 29 de agosto de 2008

Un nuevo curso.

Llega septiembre y con él un nuevo curso asoma. La educación ha de ser participativa y dinámica. Es fundamental que el alumno esté motivado para sentirse atraído por lo que pasa dentro del colegio. Esa es la base de un artículo que escribí titulado, a semejanza de la revolución francesa, Todo para el alumnado... pero con el alumnado

La importancia de la motivación general.
Motivar o motivar. Aquí no hay dilema. La idea de que los chavales deben tener una idea positiva del colegio no es discutible. El aprendizaje siempre será más fácil si conseguimos que el chico-a venga al centro relativa y aproximadamente feliz.
Este planteamiento con aroma “pedantegógico” tiene su fundamento en la realidad. Se trata, simplemente, de desarrollar fuera del aula una serie de actividades que complementen las que hace dentro el profesorado y produzca una percepción favorable . Es el envoltorio atractivo y atrayente para que la concepción del colegio sea sugerente, alegre y dinámica. La función específica de estas actividades es colaborar con el aprendizaje, no de sustituirlo.
Es por ello que a principio de curso diseñamos, a partir de un lema o motivo, una serie de actividades que formen un anillo alrededor de las actividades del aula, aunque haciendo especial hincapié en la educación en valores. Sin más preámbulos teóricos que pretenden la reflexión pero terminan en la relajación o siesta pura y blanda, os cuento brevemente las experiencias de nuestros alumnos y alumnas en estos dos últimos años.
Hace algunos años años nuestro lema fue “Conocernos para respetarnos” y, a partir de él, desplegamos un amplio abanico de actividades cuyo objetivo básico era la paz, la tolerancia y la comprensión. Tan sencillo como mostrarle a nuestros chicos y chicas, adaptándonos a su nivel, que hay otros pueblos. Solicitamos información a las Embajadas de varios países, buscamos villancicos en otras lenguas, solicitamos la colaboración de las familias de otras nacionalidades para preparar una pequeña muestra gastronómica, etc, etc, y, especialmente, diseñamos una Fiesta Fin de Curso que fue un paseo maravilloso por los distintos continentes.
El curso siguiente fue también muy rico en actividades originales. Lo dedicamos a un análisis “severísimo” a la televisión. Encuestas, actividades de clase, proyecciones de otro tipo de televisión y la publicación de una revista escolar con los trabajos realizados fue el fruto que recogimos y disfrutamos en la Fiesta de Fin de Curso, dedicada con humor fino –utilizo este adjetivo para disculpar a los que no lo veían- a distintos programas de la tele.
¿Y este año qué? Pues tenemos en mente un ambicioso proyecto de Animación a la Lectura, partiendo y recuperando la tradición oral, pasando a citas con autores e ilustradores y publicando cuentos e historias de nuestros muchachos y muchachas. Pero el mundo de las ideas y de las ilusiones está muy difícil y... en fin, hoy no vamos a hablar mal ni de la administración. De la de lotería, por supuesto.

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