lunes, 5 de mayo de 2008

Igualdad que igual dá.

La feria de mi pueblo dicen que es la mejón der mundo. Y tiene que sé cierto porque se vive con los cinco sentidos.
Fue el oído lo que me tuve que cuídar el jueves cuando oí por una emisora local a un gachó hablando que le gusta ir a la feria para ver "caballos bonitos" y "mujeres bonitas". Así, en el mismo lote.
Esa falta de tacto me hizo reflexionar que realmente las mujerez de jerez tienen que ponerse al galope en estos tiempos moernos donde se pregona la iguardá pero todo queda en iguar dá.
No quiero meter mis narices mucho más allá para que no salgan chamuscadas y me quede sin olfato pero evidentemente a los hombres de mi pueblo les falta vista, pero especialmente les falta sentido común.
La feria es una fiesta anacrónica que huele a caballo viejo, caballo de la sabana sé que te gusta cantar. La feria es esa fiezta, que fantáztica fantáztica ezta fiezta, del señorio y de la zevillana. Señoritos de postín, que decía Carlos Cano, que acuden a la academia queriendo saca la grasia lo mismito que se saca el carnet de conducí.
Eso sí, el vino no hace milagros pero transforma cuanto toca.

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