miércoles, 4 de octubre de 2017

CARTA DE CORAJE A LLUIS LLACH

Creo que el coraje es hijo de la incomprensión y después de haber escuchado toda mi vida a Lluis Llach se podrá comprender que tenga un poco de coraje.
El señor que preguntaba dónde vas con las banderas es hoy abanderado de una causa que excluye, que castiga a niños o niñas por ser hijo o hija de un funcionario. Si yo fuera niño, no entendería ninguna causa que no me permitiera ir al colegio de mis amigos, ni me gustarían banderas que no unen, que separan.
El mismo cantautor que me ayudó a soñar y con el que cantaba en mi juventud con la sonrisa, la revuelta, así te espero y  te imagino, en el horizonte de la mirada el gesto utópico que  te reclama, ha perdido la sonrisa y su revolución deja títere con cabeza, que es lo peor que puede ocurrirte: no reconocer a los propios títeres y parecerte títere solo los otros. Títeres los unos y los otros representando una función ridícula con un final lamentable. Porque lamentable es que todos pierdan.
 El mismo que fue a denunciar a Pujol lamentando que los políticos prometían una cosa y hacían otra, es hoy un político que abraza a todos los que dicen lo que él quiere oír, tal vez más vendido y senil que aquellos a los que una vez le cantó No es aixó, companys, no es aixó por lo que murieron tantas flores, por lo que lloramos tantos anhelos. Quizá hay que ser valientes de nuevo y decir no es eso, amigo, no es eso. De nada sirve una cuarta de independencia en un mundo global con tantas personas por acoger si estamos despreciando a los que nada tienen que ver con un conflicto político. 

Tal vez tus canciones han sido como un calcetín que valían indistantemente para una situación u otra. A mi me ayudaron a crecer como persona y ahora no  reniego de ellas. Me gustó ese aprender que nada tienes si no te das. Oh, Lluis, que letra tan preciosa y que pisoteada la veo hoy. Aprender para saberse desprender, he aquí el viejo secreto... que parece has olvidado.
A mi no me gusta lo que estoy viendo por una u otra parte, manipulación y mentiras. Pero al menos contigo aprendí aquello de que tienen que nacer flores a cada instante y hoy no veo flores, veo un enfrentamiento salvaje impropio de ti. 

Yo no voy a quemar discos ni a renunciar a estas canciones. Tampoco es de odio esta carta, como cantaba nuestro querido Carlos Cano en viva la grasia.  Creo que te has hecho lo que más odiaba: político. Y te voy a dedicar una de Carlos que dice precisamente Política, no seas esaboria. Te veo un poco alterado y yo también tengo una rosa para ti.



No hay comentarios: