sábado, 20 de junio de 2015

DIAS INTERMINABLES, RECUERDOS MOJADOS

Hay días y Diaz. La mayoría de los días son normalitos pero hay un día en el calendario que se vive intensamente las 24 horas. Y esto me viene ocurriendo desde hace quince años.
El día de la fiesta del cole te despiertas a las cinco preocupado por el ay madre, la que se te viene encima. Después un día de trabajo denso que se corta con cuchillo, mil y una ocupaciones. Últimos ensayos, esecenario, clases, bar, vivencias e incidencias de última hora. 
Además este año con el agravante pero a la vez con la dicha de ser tutor y de haber preparado un numerito. Aún recuerdo aquella madre que decía que la fiesta fin de curso era cosa hecha, que para tres minunitos.... Ayyyyyyyyyyyyyyy, que tres minutos. Parirlo, ensayarlo, motivarlo. Este año la fiesta llevaba como lema ENTRE CULTURAS. El programa había quedado muy bien porque todos los números tenían alguna relación con la cultura o de lo contrario yo me lo inventaba, pero todo bien. Yo quise con mi clase hacerle un homenaje al cine porque cuando estaba en época creativa me dije aquello de ¡cómo hemos cambiado! que cantaban los presuntos implicados. De la pantalla grande de los 60 pasamos al televisor, después al ordenador y finalmente al móvil: las pantallas se habían ido reduciendo como nuestro cerebros. Ni los jibaros lo hubieran hecho mejor.
Mi pequeño homenaje al cine consistía en el comienzo, cine mudo, género terror, género ganster y musical. Si lo escuchas mejor
Yo no soy un cinéfilo, mis amigos se ríen de mi porque nunca aguanto 10 minutos una película, pero aquellas que he podido ver me han dejado marcado: EL GOLPE, CANDILEJAS Y FAME.
Poco más conozco, algo de Buñuel y Jacques Tati y un poquito de Fellini. Pero la actuación quedó del 10 gracias a lo bien que venían los niños. PPPPPPP
Total, que el número me emocionó. El león, los mimos, los monstruos, los gansters, el baile... Era una noche para emociones. Resulta que además el anexo que lleva 15 fiestas conmigo y que siempre se despedía diciendo una más, este año se despide. Ha pedido la rescisión del contrato y se marcha a un club que le paga más o le pilla más cerca de casa u otras cosas aún por determinar o indeterminables. Yo sabía que había articulos determinados e indeterminados, por lo visto también hay circunstancias. Lo cierto es que Isidoro se va y era su última fiesta. Nos dimos un abrazo un poco más largo de lo habitual y tal vez por eso la pena me invadió.
Hoy ha sido un día de penas. Porque no hay mayor pena que repasar carpetas y encontrarte con personas que tanto has querido y que ya no están. Mi padre me ha hecho llorar toda la mañana y aún ahora escribo estas palabras con los ojos humedecidos. Isidoro me ha hecho llorar toda la mañana. Recordar los trabajos que hemos hecho juntos, los malos ratos compartidos y transformados en humor fino, estos 20 años hechos uña y carne desgarran. Pero bueno, la vida continua.
Hacía calor pero salir o morir. Y hete aquí que me encuentro con dos músicos que todos los sábados se ponen a tocar en el centro y que lo hacen de maravilla. 
Después me pasé por una de esas tiendas que trafican con los recuerdos de las personas a cambio de nada y necesidad y me encontré con el Verges de Lluis Llach y dos o tres discos de recopilaciones ¡con el coraje que yo les tenía! Uno de ellos era muy bueno porque llevaba canciones de Boston y Supertramp pero con tan buena suerte que al abrirlo estaba Una Historia de Triana. Tal vez gané, tal vez perdí.
Jesús, yo y José Antonio
El que me ha vuelto a desmoronar en este estado acuoso es el de Nostágicos Carrozas porque lleva la Piccolissima Serenata, la primera canción que le busqué a mi padre en Internet. A todo esto me reencuentro con mi hermano, después de siete meses sin saber de él y me pregunta como Sabina en Circulos Viciosos ¿por qué no me llamas?  
- Porque tú no me llamas a mi, aduje yo. Y es que cambiando de número de teléfono la incomunicación es más fácil. Sencillamente pá llorar. 
Días interminables. Recuerdos mojados. 


 

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