miércoles, 24 de junio de 2015

DESPEDIDA DE SEXTO. NO ES UNA DESPEDIDA CUALQUIERA

Este año con sexto se va un compañero que ha estado muchos años conmigo. Para despedirme del curso hice un discurso pero al recibir el suyo, que leía después, tenía tantas cosas en común que decidí cortar el mío y hacerlo un poco diferente. No sé si acerté.

EL PRIMERO
Queridos alumnas y alumnos, padres y madres, compañeras y compañeros.
Un año más, un curso más, el trago amargo de despedir a 50 chicos y chicas que han ocupado nueve años de tu vida. Un año más toca decir aquello de que sabías que estamos aquí, que esperamos veros por vuestro colegio y que en la fiesta de fin de curso seguro que estaréis…. Tantas cosas que se dicen siempre que de tantas veces que se dicen suenan como a nada.
Tal vez por eso este año voy a decir algo original: ¡Que no os dé pena iros! Es necesario crecer y pensar por vuestra cuenta, tomar vuestras propias decisiones, que aprendáis que las palabras esfuerzo, superación son duras al principio pero cuando se saborean saben  gloria. En el instituto aprenderéis a tomar decisiones, a despejar incógnitas más allá de las ecuaciones, a resolver problemas de amistad o de amores, tan propios de la edad.
Hay una palabra que cada día me gusta más: RESPONSABILIDAD. Y parece que la sociedad en la que vivimos se empeña en hacer de ella la caca de la baraja. Responsabilidad para ti, para ti, para ti.
Y no. Cuanto antes os hagáis responsables de vuestras tareas, de vuestros hábitos, de encontrar en los libros las respuestas a tantas preguntas que os rondarán, en definitiva, de que maduréis, antes seréis vosotros mismos y no la marioneta de aquellos que solo quieren perjudicaros en vuestra construcción como personas.
Y a vuestros padres tratarlos con respeto. Muchas veces tendréis ganas de sacar los pies del tiesto, pero aprended a contar hasta 10. El diálogo es tan hermoso, las palabras moderadas tan suaves que da coraje que usemos el grito como signo de identidad.
Cultura, responsabilidad, esfuerzo… tal vez sean hoy palabras que no os digan nada pero os aseguro que son la base de una buena persona.  
Muchas gracias por estos años y nos vemos pronto.  
Jerez, 23 de junio de 2015.
SEGUNDA LECTURA

Queridos alumnos, queridas alumnas, padres y madres, abuelos, tíos y amigos.
Puedo prometer y prometo que la promoción que deja hoy el colegio será la más feliz de los últimos tiempos, que no tendrá ningún problema en los cuatro años de la Eso, que sacarán el bachillerato como ninguna promoción anterior y que todos estudiarán la mejor de las carreras y serán muy felices.
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Chicos, chicas, vivimos tiempos de mentiras, de irrealidad virtual, de hipocresía, de te digo lo que quieres escuchar... y cuanto más grande es la mentira más grande es el número de fieles que te escuchan. No hay más que ver la audiencia de Sálvame.
Hoy sería muy fácil despediros del colegio con  mentiras, pero vamos a intentar ponerlo difícil. En estos tiempos las palabras esfuerzo y responsabilidad valen muy poco, nuestros padres son tan buenos que quieren darnos todo tan hecho que no nos están dejando saborear el afán de superación, las dificultades, los problemas, enfrentarnos con las cosas y madurar.
Hoy quiero hacer una despedida anormal, que no subnormal, y deciros que es bueno que emprendáis una nueva etapa, que es bueno crecer, que es bueno volar.
Comienza una etapa nueva, de esas que te da cosquilleo en la nariz porque experimentaréis cosas nuevas. Tened carácter para saber decir no cuando otros dicen si, sed rebeldes hasta el extremo y a ese imbécil que os propone daros en la cabeza hacedle un corte de manga. No seáis borregos nunca, haced lo que os diga el corazón.
Confiad en el diálogo, en esa palabra suave que por suave se cuela por delante del grito desaforado, de la ordinariez habitual.
Leed, pensad, opinad. Formaros bien para que nadie se aproveche de vuestra ignorancia. No os hagáis esclavos de nada que maneje vuestro cuerpo, sea droga, internet, móvil, televisión o video consola. Madurad para ser vosotros mismos.
En este mundo siempre hay sitio para los que piensan, lo que piensan que no tienen que pensar no llegan nunca a ninguna parte.
Pensad y tal vez no seáis muy felices, pero al menos seréis personas.
 

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