JOSÉ SO NETO PEREIRA, PERIODISTA, POLÍTICO Y PEDAGOGO PORTUGUÉS |
Si pasamos página a Nietzsche, el proceso no nos tranquiliza porque Franz Kafka nos augura una metamorfosis dura.
Yo a mis años soy pesimista y lúgubre porque estoy viendo que nada evoluciona, el ser humano es cada vez menos ser, menos humano. Más material. Todo se compra, todo es dinero. Todo se USA, todo se gasta. Hasta los modales, los buenos modos. La gente es cada día más grosera. En el aspecto cultural hemos retornado a los primates, simples como para ver partidos de fútbol por el mero placer de abrirle la cabeza al contrario. El estúpido colectivo, del norte o del sur, mastica la sangre enemiga. Ignorantes de la vida se adueñan como vampiros de la pasión global, de la subnormalidad general. Esta crisis cultural bebió los vientos de una época de esplendor que dejó desnuda al conocimiento y a las buenas formas, o al menos a mejoras formas.
La materia gris desnutrida del pueblo y los tiempos de bonanza aumentaron el ego de banales dirigentes que derrocharon los dineros públicos y crearon unas leyes para sus propios intereses, una justicia ciega o tuerta y muda. Una justicia lenta que paralelamente empezó a costar dinero para disuadirnos de emprender acciones legales ante un panorama cada día más desolador. Las condiciones laborales fueron empeorando y por si fuera poco los que tendrían que haber defendido a los trabajadores se dejaron comprar por el mismo poder.
Atontamiento global, justicia enferma. Leyes contundentes. Porque la cuadratura del círculo la cierra una ley mordaza que ataca al que pide información, al que se manifieste, al que diga ay. Dinero perdido en picos, palas y azadones cuarenta millones. Valencia, Madrid, Barcelona, Andalucía. No queda títere con cabeza pero hay que reconocer que todos ellos son solo títeres descabezados de una función del capital que ha logrado llevar al trabajador a las mismas condiciones que en el siglo XIX. Y todo de forma ladina.
INCULTURA, INJUSTICIA Y CÁLLATE.
La sociedad ha modificado su estructura
y casi sin dejar percibir sus malas artes
ha aniquilado toda muestra de cultura
con materialismo soez por todas partes.
El trabajador ha bajado a los infiernos
perdiendo cada día condiciones laborales,
y los de arriba derrochan en el gobierno
y con la justicia hace guiños fraternales.
Un sistema corrupto que mucho apesta,
jóvenes que buscan suerte en el extranjero,
políticos felices que están de fiesta.
Malversaciones, tarjetas opacas, sucios banqueros
y una ley mordaza para evitar protestas.
Aquí la justicia se compra con dinero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario