Ar Casiano es que le escurren unas cosas que pá que. Enresurta que ayé ya llegaron los niños ar pueblo y ar pasá por el banco de la plaza le hace uno un corte de manga de brazo y dedo, amo, un doble con peineta y tó. Er Casiano inritadísimo se lo dice a la mamá y va la señora y le dice en tó su cara que no, que el niño no ha hecho eso, que su niño es mú educao.
Y eso ya inritó en más toavía ar Casiano. Porque la mala educación, los informes pixha y tó esas majaderías están en una mala educación.... de la familia. Pá carmarlo un poco dijo er Juanjo una gracia que labían contao de un niño que cuando le preguntó el padre, le contestó:
- Lo que me sale de los güevos. Jaja, y eran güevos kinder de esos.
Pero ni por esas se carmó er Casiano. Tó er día le estuvo dando vuertas al niño pero sobre tó a los padres. Porque ese niño desde que era chiquitito hacía lo que le daba la gana y los padres, lejos de regañarle, lo justificaban. Porque ese niño ca tenío de tó lo materiá la fartao que arguna vez lo pusieran en su sitio y sustituyeran argo de materiá por afecto. En estos tiempos los niños crecen a su modo, con sus videojuegos pero sin normas.
- Pó por lo visto, dijo er Jesú, con solo 12 años que tiene lo van a cambiá de colegio porque lo han expursao cuatro vece.
- Pó así a lo mejó lo arreglan.
- ¡Qué va! He estao hablando con la madre que ha presentao un escrito pá cambio de colegio porque el niño es maltratado
- Pó pá mi que es un maltratador.
- Y puede sé, pero las cosas funcionan así. En vé de decirle al niño esto si o esto no, la curpa pá los demás. De acosando a acosado solo hay una letra, pó la quita y listo. En lugá de habla en cristiano hablas en voz pasiva que aprendimos en la escuela. No reconoces que tu niño pega y traduces por mi niño es pegado.
- Ozú Jesú, que dominio de la lengua que tiene. Estará contenta tu mujé contigo, dijo er Juanjo que no había entendío ná.
- Pó flaco favó se le hace así ar tema cuando sea de verdá. Pasa como con las denuncias farsas por malos tratos, dije yo. Y macordé de cuando estuve en Alemania con mi primo que vimos un museo de castigos en la edad media que parecía mú bruto pero a lo mejó daba resurtao. Había una máscara pá los mentirosos, a los que pillaban en mentira tenían que llevarla un tiempo. Seguramente no habría tantas mentiras si se castigaran y no sirvieran pá justificá lo injustificable.
- Pó si, en una sociedad de manga tan ancha, todo cabe, sentenció er Jesú.
- No le nombres ar Casiano la palabra manga que le puede dar un corte, dije yo y todos nos reímos un rato. Hasta er Casiano que se le quitó la fuscación y hasta nos pagó la primera ronda. Toma ya.
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