miércoles, 27 de noviembre de 2013

CHAQUE JOUR UNE CHANSON: PARA HUIR DE LA MUERTE.


Preciosa esta versión que tenía Pablo Guerrero en un disco poco conocido anterior al del Olympia pero con una instrumentación muy acertada.
Termina con la muerte y el amor, el amor y la muerte. Dos sustantivos tan opuestos pero a la vez tan unidos. ¿Será una de las famosas dicotomías del lenguaje? Tal vez sí y Chomsky no lo sabía. La vida te da sorpresas, decía Pedro Navaja. La vida es así de alegre. Lo que me está ocurriendo estos días es curioso porque canciones que se me venían para expresarme amor, se me vienen ahora para recordarme la muerte. La muerte y el amor, el amor y la muerte.
Recuerdo a unos amigos que fueron a preguntarle a Silvio Rodríguez si OJALÁ estaba dedicado a Dios. Amigos imberbes que desconocían que una mujer te puede trasladar al más allá educados en colegio de curas. 
- ¿Cómo le voy a dedicar una canción a un ser en el que no creo? contestó Silvio. Pero es cierto que la canción tiene versos propios de una monja de clausura. Verlo en todos los segundos, en todas las visiones. El éxtasis que te hace levitar, por amor de Dios o por amor simplemente. O por las dos cosas que diría San Juan de la Cruz en su cántico espiritual y no tan espiritual. O sí. Lo mundano y lo celestial toman del mismo oxígeno. Vendo globos de Elliot, decía un anuncio.. Y el pobre Elliot se quedaba sin globo. El amor y el humor, unidos en una misma moneda. Cara y cruz. La cara que no sea la de Juan Carlos, que dirían las Pepis cuando hicieron de limpiadoras la chirigota del Selu.
El humor, el amor, la muerte, la vida, moléculas de este mundo que pugnan por hacerse con el liderazgo en nuestra vida. Y manda cojones que al final todas las etapas se las lleve la misma. Ya lo escuchamos en el romance del Enamorado y la muerte. Y hasta el tío Marcial, de Javier Krahe, se quejó amargamente de que viniera tan pronto por él. Pero nada, ni libro, ni árbol, ni hijo. Marcial se tuvo que despedir: la guadaña zumbó, así que menos mal, hemos tenido suerte. O la hermosa despedida de Don Andrés Octogenario, cuya última voluntad impidió cerrar la caja debidamente.
El mundo es carnaval, chirigota y comparsa, guasa y pelitos de punta mientras el pelo aguante. Recuerdo la genial chirigota del Yuyu de Tampax Goyesca que representaba a una comparsa y en este pasodoble lo contrataron en el tanatorio. Amor, humor y muerte. Todo es una bola, a veces difícil de tragar.


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