sábado, 25 de mayo de 2013

¡¡¡QUÉ BIEN VIVEN LOS POBRES!!!



 Me levanté contrariado. El mayordomo me esperaba junto a la ama de llaves para comunicarme que el vuelo de mi mujer había tenido un contratiempo.
Necesitaba la presencia de mi mujer porque, aunque el amor ya (o nunca) no está revestido de pasión, conoce mis asuntos financieros casi mejor que yo.

La nueva chica que teníamos contratada para la limpieza había percibido que yo estaba como un perro en celos y no paraba de guiñarme las piernas. Me paso el día reprimido y frustrado y paso las noches inquieto. Este vivir sin vivir en mi repercute en el ibex 35. Hoy intentaré volver un poco antes a casa para darle una oportunidad a mis instintos básicos.
La fiesta que tenía organizada en Palm Beach con cuatrocientos invitados no podía seguir adelante. Me dijo el mecánico que el yate está varado aún porque la pieza que necesitábamos aún estaba en Japón.
La economía oriental decae y a mi me arrastra.
Me presenté en la junta de accionistas malhumorado. Una mezcla de frustración, deseo,  rabia y el regusto amargo del café que tomo sin azúcar me traían una bilis descubierta al velo del paladar.
A las tres tenía que estar jugando al padel con un socio que no soporto pero que irremediablemente tengo que tragar. Tiene el 45% de las acciones y llevarse bien con él es imprescindible. El índice nikkei  me tenía también preocupado. A las cuatro me llamó la institutriz de mis hijos para decirme no sé que problema de drogas donde se había visto envuelto mi hijo mayor. Ahí ya me desahogué:
- Si es usted tan inútil que no sabe resolver los problemas de mis hijos, presente su renuncia.
Cuando llegué a casa era tarde y no pude pedirle a la sirvienta que viniera a limpiarme el polvo del despacho. Resignación, frustración y rabia. Me dormí con la imagen del sin techo que todas las mañanas sobrevive con su bocadillo de salchichón y un tetra brik.
¡¡¡¡QUÉ BIEN VIVEN LOS POBRES!!!!


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