Hoy asocio con tristeza esta idea a un país, a una sociedad, a un modo de vida.
Y aunque la vida es efímera, la calidad de vida viene marcada por unos principios sólidos de derechos adquiridos en el terreno laboral, sanitario o educativo.
Como el que monta un chiringuito con éxito en la playa, de pronto el país comenzó a crecer. Hacía falta mano de obra, bancos para guardar el dinero, inmobiliarias, agencias de viaje para el ocio, pilotos y azafatas para los aviones. Personal para los ayuntamientos, obras enormes, auditorios, teatros en cada pueblo. Veleros porque todo va viento en popa. Caballos para aspirar a clase alta, chaletes y piscinas.
PERO TODO ES EFÍMERO.
De pronto todo se acaba. Nada es sólido. Ya no hacen falta casas ni puertas ni lavabos. Ya no hacen falta bancos. Ya no se puede viajar. Sobran pilotos y azafatas. Mi barco y mi caballo. TODO ERA EFÍMERO. Éramos niños que soñábamos.
Todo no. La vida y los sueños de muchas personas no lo eran. Las ilusiones, los reyes de los niños, las ganas de vivir bien eran PERMANENTES.
Y lo peor de todo es que los que se enriquecieron mucho llevando el país a lo efímero, siguen hoy sacando tajada de nuestras miserias. La reforma laboral o la privatización de una sanidad única son solo dos ejemplos. La jubilación cada vez con más retraso o el hacernos vivir para trabajar, ese vivir de rodillas y agradecido porque me mean encima, ese callanohablesquelascosaspuedenserpeor, esa desazón que te produce perder casa o dinero y comprobar encima que te hicieron firmar una letra muy pequeñita... eso, eso no es EFÍMERO.
Se clava en el alma de quien lo sufre y no hay mañana que no se levante con angustia PERMANENTE.
La angustia de ese chico que con 27 años se ve en Alemania con su ingeniería terminada porque aquí no hay obra que valga.
La angustia de esa maestra interina que se prepara con pocas ganas las oposiciones porque no salen plazas o si acaso habrá 50.
La angustia de esa madre de familia que trabaja en Caja Nosequé y que con fusión tras fusión ve como cierran su sucursal y la mandan 40 kilómetros más allá. CONFUSIÓN Y TRASFUSIÓN. Sin conciliación familiar y una puta vida esclava del capital.
La angustia de un albañil que amoldó su vida a los 2000 euros y que ahora no percibe ni 500.
La angustia de una limpiadora subcontrata de ayuntamiento a la que deben tres pagas y el banco no le perdona ni un recibo.
La angustia real, en directo y no efímera.
Esto ha sido una feria de montar y desmontar pero en el camino han quedado muchos atrapados.
Atrapados por la hipoteca.
Atrapados por los sueños.
Atrapados por la vida.
Este capitalismo feroz es demencial y los políticos son tan solo los títeres que encima no nos hacen ni reír.
"Esto, no lo olvides, es lo de siempre: los de arriba contra los de abajo". JUANJO. Y encima solo nos queda el SIGUANA.
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