Irene Petrovki Docto Jeckill se graduaba en Bolonia en un año de ensueño. De pronto viajaba a Rumania, de pronto estaba en Florencia e incluso en San Giominiano. Su último viaje a Estocolmo le sirvió para conocer un poco el carácter nórdico. En Suecia todo parece diferente: los seres humanos son civilizados hasta el extremo. Pero, hasta en Suecia hay un pero, en las noches se entregan al alcohol y beben como vikingos. Suecia tiene una de las tasas más altas de suicidio. Algo falla.
Irene Petrovki ha sido feliz en Estocolomo porque Irene Petrovki está hecha de una pasta especial. Irene Petrovki hace crecer la hierba por donde pisa. Su encanto, su dulzura, su belleza natural la convierten en un ser especial.
Desde pequeñita. Desde pequeñita era sabia. Irene Petrovki, que los dioses te acompañen.
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