martes, 29 de enero de 2013

CONEXIONES: DE SALVA A JULIÁN ARÉVALO AL CARNAVAL Y A LAS VERDADES DEL BANQUERO.

Tengo muchas conexiones en la cabeza. La muerte de Salva me ha traído recuerdos a la cabeza catorce años con él en mi cole y otros tantos en el Princesa Sofía, de donde fui alumno y él profesor.
El Sofía me ha traído el recuerdo de D. Julián Arévalo, otra vez. Ahora soy yo el que está todo el día haciendo cosas parecidas a lo que él hacía. Los dos me enseñaron que había que ser maestro de vocación sin importar el tiempo que dedicaras a ello. Mientras hacía letras me acordaba de las letras que aprendí en el 74, hace ya casi cuarenta años. Las chirigotas del cole un nuevo c urso se nos presenta. O aquella que hablaba de los barracones o aquel problema de obra que tendría que arreglar el mismo D. Julián.
Siempre estaba en cuarenta mil cosas, como yo. Tal vez sea una mala manera de no estar en ninguna, dicho sea como autocrítica. D. Julián se encargaba de hacernos las fotos y recuerdo una vez que estábamos en clase de plástica mientras él hacía las fotos que no se me ocurrió otra cosa que tirar el agua de enjuagar la acuarela por la ventana. El agua cayó justo en la fila de los que se estaban haciendo la foto.
- Baja inmediatamente, me gritó.
Baje y cuando llegó abajo me preguntó:
-¿Qué haces aquí?
- Que me ha dicho que bajara.
¡Y se había olvidado! La verdad es que hacía cien mil cosas a la vez. Una delicia eran sus excursiones. Siempre con su guitarra, de todo sacaba una canción. En el viaje a Granada paramos a hacer pipi en medio del campo y escribió: Entre Loja y Antequera, formamos una laguna, y para el año que viene ¡cualquiera come aceituna!
Hoy me doy cuenta que mis versos nacen de los suyos. Mi humor es muy parecido al suyo.
Y a todos los que hablan de trauma infantil, pienso que no. A mi me gusta hacer letras pero soy tímido y en el escenario estoy incómodo. No estuvo mal que me dijera: deja tu puesto para otro que lo hace mejor. Muchas veces es peor que te lleves un guantazo grande por no llevarte uno pequeño. 
Acabo de sacar un libreto con 28 páginas que ha sido como un parto. Y estoy contento con estos tiempos que me permiten hacer cosas que me gustan de forma tan fácil.
Carnaval, imaginación e ingenio. Acabo de escuchar las verdades del banquero y OLÉ EL SELU. Es un artista de la cabeza a los pies,  pasodobles y puesta en escena de 10. Buenísimo el de la hipoteca y buenísimo el del Cádiz. Es un monstruo este hombre.
Estamos rodeados de gente buena y, sin embargo, no lo valoramos lo suficiente. Salva, Julián, Carnaval, Selu. Viva lo bueno.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como soy más visceral que poco sólo iba a comentar "tú sí que eres bueno", pero ya hace tiempo que al leerte me corroe una sana envidia por tu trabajo, por eso aprovecho y con tu permiso comento también que a mí, que estudié letras y nací para la docencia (la cual impartí en un privado del cual mejor no comentar), que es el ámbito en el que se mueven mi familia y mis amigos -lo de la envidia es con conocimiento de causa- las circunstancias me han llevado hacia otro tipo de funcionariado (palabreja), c'est la vie!

Pero ¿sabes Miguel? Lo que más sanoenvidio es el compañerismo que sólo se genera entre quienes ejercen una profesión vocacional, de "buena gente", aunque haya de todo; un ambiente laboral donde es fácil tener afinidades, compañeros a los que quieres, que acaban siendo amigos y a quienes añoras si se van. Perdona mi víscera y mis discursos, ya me voy porque ¡Se me pianta un lagrimón!

Salud (os)

MIGUEL ALCEDO dijo...

Al revés, nada que perdonar.
Como somos nosotros y nuestras circunstancias, muchas veces éstas no nos dejan ser nosotros.
Los privados que conozco mejor no coment, que dice mi primo.
Empecé pronto y me dura la cuerda gracias a las personas que me encontré en el camino. Gracias de nuevo