martes, 15 de enero de 2013

CHAQUE JOUR UNE CHANSON: CANCIÓN DE LA MUERTE

La muerte es la cara más amarga de la vida. En la antesala, el dolor. Incluso si la muerte viene como liberación de un sufrimiento, el campo de los recuerdos es tristísimo.
Hoy ha muerto la hermana de mi madre. Una mujer bellísima que muy joven quedó viuda con cuatro hijos de la manera más tonta.
Su lucha por la vida con tres pequeños menores de diez años y embarazada de la cuarta merecería un libro. 
Hoy la muerte vino a visitarla. Descanse en paz. Débil mortal no te asuste mi oscuridad ni mi nombre, en mi seno encuentra el hombre un término a su pesar. Hermosa canción de Espronceda.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Era nuestra madre.
Gracias por su recuerdo.

Anónimo dijo...

A ver si me dejan comentar la máquina y la conexión, que también se me suele largar sin previo aviso.
Pues en el campo de los sentimientos todo es subjetivo, Miguel, por eso "sólo entendemos bien lo que sentimos". Empatizo contigo porque esta entrada es una muestra más de sensibilidad, y me permito decir que experimentar la muerte de alguien querido es horroroso, pero lo es más verle sufrir y sentir la impuesta impotencia. Cada caso es una circunstancia, y ahí entran las tan deseables como inexistentes flexibilidad y tolerancia.
En cuanto al campo de los recuerdos mi subjetividad lo habita como agridulce y de doble filo. Yo lo busco aunque me haga llorar, porque llorar no es malo y porque también me hace reír y sentirme afortunada. La memoria, la memoria... yo amo y cuido la mía, porque el presente es lo único que existe, pero está construido sobre sus estratos. La histórica... no dejemos que nos la recorten también esos especímenes que no siente ni padecen más que su propio egoísmo, y que suelen coincidir con los lameculos, inútiles, mentirosos, corruptos y sinvergüenzas de la otra entrada. Mira, dependiendo del ámbito laboral (ah! la circunstancia) en que nos movamos, los padecemos más o menos. A una, que tiene su carácter, a veces a su sentido del humor le gana su dignidad, y los cabezazos contra la pared sólo le piden analgésicos. Uno de ellos es la UTOPÍA (preciosa la de la canción de Serrat), si, mon cher ami, pero los pies en la tierra y de vez en cuando una aspirina.
Salud(os)