Por la fuerza con la que retuerzo la bayeta conozco perfectamente mi estado de ánimo.
Y tal y como ha quedado el pobre trapo debo de estar en erupción.
Pequeño se queda el volcán de El Hierro.
No suelo cabrearme pero más vale así.
Cuando me cabreo me doy miedo a mi mismo y siento que estoy a punto de cabrearme.
Una administración cada día más cicatera y cada día más exigente.
Usuarios cada día más pedigüeños y responsabilizando al que no es pero que erróneamente había sido.
Y personas a tu alrededor cada día más pasotas intentando colgar el mochuelo al primero que pase por su lado y si eres tú mejor.
Me recorre el interior una fuerte llamarada y aunque no soy un dragón sé que mi aliento va a exhalar próximamente malos humos. Lo noto.
Lo veo. Lo presiento. Huelo a humo. El sismógrafo es mi chismógrafo.
No te acerques a menos de quinientos metros. Es un consejo.
BLOC Y BLOG UNIDOS POR UNA VEZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario