Tal vez los problemas de la educación nacieron el mismo día que algún fenómeno decidió ligar la educación con los votos. Se unificaron términos como educación y conciliación familiar, educación y demagogía, educación y politicamente correcto.
Educar tiene que ver con la implicación de la familia pero no con la satisfacción de la familia. Los votos no cuentan ni tener el jigo jincao en el fofá de escai tampoco.
Solo vamos a conseguir sacar la educación adelante cuando la palabra esfuerzo y superación tengan algún sentido en un país donde nos empeñamos en hacer mil trabajos para no hacer uno.
Basta de bailes de salón, de bailarines con promesas cuartenarias, de rodillo demagogo. Este es el cuento de nunca acabar y el lobo de Caperucita es el único que decía la verdad:
- Tu vas por este camino (educación) y yo voy por este otro (bienestar social). Pero no juntemos los caminos porque sale la abuelita del armario.
Y entonces es cuando todos los niños dicen:
- ESTE NO ES MI CUENTO, QUE ME LO HAN CAMBIAO. ¡¡¡¡¡Una abuelita saliendo del armario!!!!! Fuera, fuera.
- Callaros niños, que os traígo chuches.
- BIIIIIIIIIEEEEEENNNNNNNNNNN.
Y de este modo la transgresión sexual se convierte en transgresión educacional. PIAGET & MONTESORRI.
NOTA. Donde dice MONTESORRI quiere decir MONTESORRI.
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