Tan a gusto hemos discutío que nos hemos perdío la novena y la misa. Y es que hoy era un día especial, aunque pá perdernos la novena no necesitamos mucho. Primero llegó el Juanjo que había estaó escuchando a Zapatero mientras cuidaba los cochinos.
- Ahora viene este con propuestas nuevas. Venga ya. Ahora que te vas pó vete y ya está. Pero no. Que si abrir la constitución, que si ayudar a los bancos, que si, que no. Las mismas medidas que le estaban pidiendo a gritos y dijo nones, ahora que se va las quiere implantá. Pá mear y no echar gota.
Con el calentón del Juanjo llegó el Sebas, que venía de pasar unos días en Granada, y empezó a soltar dioses y redioses que era pá salir corriendo. Se metió con el coche por una calle que estaba en obras porque están haciendo un metro o un tranvía y allí estaba el Sebas con la multa por meterse por una calle que no era. Hasta la gente se encaró con el policía pa decirle que llevaban cuatro años aguantando unas obras que habían cerrado cientos de comercios.
Yo que entiendo un poco de historia porque empecé tres veces el libro de Historia Natural de España, puedo decir que los cambios son buenos pero hay que planificar convenientemente las consecuencias y repercusiones que sobre los alrededores va a tener lo que hemos pensao. Algo así como el impacto ambiental, que dicen los finos, cuando es en el medio ambiente. Pero quita pa llá. El Sebas venía disparatao y no me dejó terminar mi aguda interloción.
- Que te calles, entendidillo de tó. Los cambios los hacen algunos pá llevarse la astilla, no pá que tú mejores. Fíjate, entro en el Carrefú y ya han quitao las cajas. Ahora hay un cartelico que dice: COLA ÚNICA. Pá comprar unas sandalias pá mi nieta ¡hora y media en la cola única! Cuando tó los Carrefús tengan la cola única nos vamos a enterá. ¿Quién gana con el cambio? Tú no, endeluego. Si tu vieras a cuatrocientas personas haciendo un barullo y más desorientaas que las ovejas cuando escuchan al lobo, los ojillos al aire y maldiciendo con balidos estériles de oveja disecá te acordabas de tó los santos del que tuvo la idea. Pó eso mismo hice yo.
Y según se fueron calentando el Juanjo y el Sebas con el vermú y las papas bravas fueron llegando la gente de la iglesia y las discursiones se fueron perdiendo entre el griterío general y los huesos de aceitunas.
Y es en esos momentos en que tó el mundo entra en el bar y más rodeao estoy de gente cuando yo me siento más solo. Como un espíritu de mi mismo los abandono y me voy a sentarme en el banco que hay junto al pilón y allí escarbo en mi interio para saca algunas conclusiones que ayuden a esta humanidad perdida.
¿Cambios? Son inevitables, como las ruedas de uun coche cuando están gastás. Pero cuando cambiamos la rueda de un coche la hacemos por una mejor, calculando las consecuencias de ese cambio y alineando otra vez las cuatro ruedas. Hay mucha dimensión transcendental detrás de un cambio de neumático.
Y ya te dejo, que hoy he visto a la parienta contentilla y a ver si esta noche pillo curvas.
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