domingo, 2 de enero de 2011

HUMO SOBRE HUMO

Hoy es 2 de enero. Menos mal que no es 2 de mayo. Aunque la guerra también se ha declarado a la francesa por chupar algo, en este caso un cigarro.
No se podrá fumar en sitios cerrados públicos. Y eso ha servido para iniciar la segunda guerra de la independencia. "Yo soy libre" "Esto es un ataque a la libertad".
Bueno. Es la guerra. Aclaremos nuestras posiciones. Yo, en la retaguardia, no fumo y cuando entro en una discoteca no me gusta salir oliendo a alquitrán.
Yo, en la vanguardia, tengo muchos amigos y amigas que fuman a pesar de que reconocen que es una mierda, pero es una especie de seña de identidad. Es encender un cigarro y sentirse estrella de cine. Es triste que sean así las cosas, pero es así. Algunas veces, siento que sea así las cosas, canta alguien.
No podemos criminalizar al fumador porque fumar es esa especie de droga social que ha cultivado la cultura occidental... y la oliental.
El gobierno, como siempre, lo ha hecho con el culo. Primero una ley a medias "Pon en el bar un cartelito" Pues todos los bares pusieron "Aquí se permite fumar" Joder, si los fumadores son los primeros clientes. Luego, donde había prohibición establece un descanso de diez minutos para no perder votos. Menuda infamia. En mis tiempos de vendimia, cuando parábamos, parábamos todos. ¿Qué es eso de descansar 10 minutitos porque yo soy adicto? Oye, que si en un trabajo hay un adicto al sexo no se le da 10 minutitos pá que no sufra.
Con el tabaco estamos metiendo la pata a fondo. Es malo, sí. Pero es un negocio, sí.
Socialmente se ha favorecido, sí. No carguemos contra los que fuman.
Si la vida no fuera tan estúpida tal vez los fumadores descubrirían que hay cien cosas mejor que fumar. Pero de alguna manera, que dice el Aute, hemos relacionado ocio y diversión con fumar y ahora es difícil separarlo. Ser drástico no soluciona el tema. Especialmente porque ya hay quien en el aire se consume y es humo sobre humo de algún tiempo que no fue. Tener el sentimiento de que sin daño no existe la alegría. ... Quillo, podría seguir, pero mejor te lees el poema del Luis, que por cierto una vez ya tuvo sus más y sus menos con lo de dejar el cigarro.
No sé si a estas alturas
puedo llamar altura a lo que es abismo
de incertidumbres.
No sé si voy o vuelvo
o acaso esté acercándome hacia mí mismo,
como es costumbre.

Y tal vez,
en el tiempo me consumo
y soy humo sobre humo
de algún fuego que no fue.

No sé si éste es mi sitio,
si se entiende por sitio el eje invisible
de alguna noria.
Quizá la vida es esto,
esto de ser incógnita inaccesible
contra la historia.

Tener el sentimiento
de que sin daño no existe la alegría
me desconcierta.
En fin, frente al futuro,
esa vieja y desdentada teoría,
cierro la puerta.

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