jueves, 18 de noviembre de 2010

MADRID ES UNA FIESTA: LA FIESTA DEL CHIVO.


He sentido la misma repugnancia al leer las palabras del colaborador de Telemadrid delante de los niños y niñas sobre su asquerosa paranoia sexual que cuando leí algunos pasajes de "La fiesta del chivo" de Vargas Llosa.
Hace unos días un escándalo de un tal Fernando que tiene un programa en el mismo canal. Parece que aquí hay un poquillo de offffffffsexxxos., insexxxos del inserso.

Recuerdo una vez (de aquí lo de vivencias) que un viejo me dio de bastonazos por pisar la raya del paso de cebra cuando iba en bicicleta. "Tiemblo de imaginar lo que hubiera sido de mi, escribí entonces, si el dulce viejito hubiera llevado una pistola para defenderse de la juventud canalla". Paralelamente tiemblo de imaginar un estado donde todos estos plumas, tertulianos o viejos verdes, tuvieran la posibilidad de saciar sus deseos, los más impuros, los más perversos.
Me asquea un poder que tiene de amplificador un canal de televisión con estos señores, que terminan de allí y escriben su columna en la prensa del mismo grupo para agradecimiento y perpetuación de la olla. Comulgan con la hipocresía de un poder asqueroso y deprimente. Patean lo natural. Levantan el estómago por lo que dicen y donde lo dicen. Resultan vomitivos y despreciables, repugnantes, repugnantes, repugnantes.
Todavía no hemos oído hablar de dimitir. Lejos de encerrarlos en la cárcel o de retirarles el micrófono, sienten el respaldo de la Presidenta de la Comunidad de Madrid. Lejos de avergonzarse, culpan a los trabajadores por difundir algo privado ¿privado?

Recuerdo un precioso cuento de Leopoldo Alas, Clarín, donde un señor quería contratar a alguien puro para acompañar a su hijo. Todos tenían algún problema. Cuando realmente encontró a una persona que le pareció intachable, dando un paseo por un arroyo o por el Retiro, lo tiró al agua con disimulo para comprobar que todo en él era limpio.
Si tuviéramos la misma lógica y decencia perderíamos a muchos políticos, tertulianos, columnistas y corruptos en general. ¿De Madrid al cielo?
BEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE. Dijo el chivo.

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