Ayer y hoy la comidilla política de mi ciudad son unas encuestas que han filtrado a la prensa para cargarse los mismos del partido gobernante a la candidata en el poder.
Ni me importa la comidilla, pan para hoy, ni me importan las encuestas que en dos días serán pasado.
Hoy he estado hablando un ratín con la candidata en un acto de despedida a docentes que se jubilan y se me ha hecho todo un poco cuesta arriba. Y de ahí el ingenioso título que me sirve para economizar al menos dos palabras, recorte al fin y al cabo.
Además de dos personas de mi cole, se jubila una persona a la que debo mucho: Pedro Melgar. Él me llevó a Canarias y me abrió muchas puertas. Por enfermedad también se jubilan dos personas de mi promoción. En cuesta.
Siempre se habla de la vida como una montaña con diseño de montaña, pero hoy he pensado que no es así. El diseño es primero cuesta abajo y luego de subida. Eso al menos me decían las caras abatidas de 68 jubilados.
Y de La Candidata, si mala es una puñalada trapera, más mala es que te la dé un hermano. Un compañero de fila que viene a abrazarte con el puñal en la manga.
Los acontecimientos se precipitan. Lo que antes eran alabanzas es soledad. La cara de angustia, los reflejos de desolación te llevan a una gran pregunta
¿merece la pena?
No tiene nada que ver pero me ha recordado a Pedro Navaja, una de las mejores canciones jamás escritas por la conjunción entre la acción y los instrumentos.
Tal vez la vida no es más que saber llevar el ritmo y la melodía con cordura y sentido común. Y por supuesto que el compás sea de un tres por cuatro chirigotero.
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