viernes, 4 de septiembre de 2015

EL ENTENDÍO Y ER CASIANO: CRÓNICA DE ENSAYO Y ERRÓ SOBRE LA VIDA EN AMIENS.

Amiens es una ciudad que late como una lata de tomate. A mi ma enamorao. Qué grandeza, qué riqueza, qué hermosura. Era domingo por la mañana y la ciudad estaba gris, nubes por aquí por allá. Después de toa la caló que yo he pasao este año, aquello era er paraiso. Me imagino que pá ellos que están buscando siempre un rayo de sol uoooo, será lo contrario. Lo que sí tiene Amiens es la Notre Dama más grande de tu la France, que eso es bocu. Jo, como domino er francé si es bajito y se deja.
En resurta que aparcas y miras pa un lao, miras pa otro y tusuite tiras pá donde ves las torres más altas que pueden más dos torres que dos carretas, o similá. Y según te vas acercando ves la maja y estuosidad de una catedral con vidrieras y capillas y escurturas y mil detalles. Hay como un laberinto que es como las siete llaves, tú empiezas a recorrerlo mirando el suelo y tu vista se va estrechando y es entonces cuando comprendes lo grandes que es el cielo, entre otras cosas porque estás mareao como un piojo y quieres salir de allí. Termina la misa, la gente sale y tú te pone a echá foto porque sin foto es como si no hubiera io.
Sales y ves una pastelería con durces franceses que son la leche... con chocolate y un reló mu primoroso. A la derecha una playa artificial con cespe y con boutacas. Boutacas vacías.
Sales de la iglesia. Empieza a llover y el agua ya no es bendita. Por tu curpa, por tu curpa, por tu santisima curpa. Si te hubieras quedao dentro no te mojaría. Menos mal que cerca hay un mercado y un mercado es el purso de una ciudá.  Quesos de mil colores que los franceses llaman fromaye. Ma acuerdo porque cuando algo salía mal cuando estábamos en Francia hace cuarenta años deciamos ce domaye de mange fromaye. Y verduras, muchas verduras. Y ostras, y sarmón, y paté. Un mercado con tó. Las ostras están en tós laos porque cuando ves los precios dices ¡OSTRA!. Sales y sigue lloviendo. Ya no te acuerdas der caló que pasabas y te parece que tanta agua no tiene que sé güena pá er reuma. Coges rumbo al norte para encontrarte con el mar del norte propiamente. Etratat te espera. Qué paisaje, qué maravilla. Ya sé que me retardo un poco pero es que hace un montaje de afoto lleva su tiempo. Pero Etreta merece la pena. Te lo digo yo, que soy el Entendío.

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