martes, 7 de diciembre de 2010

BÉCQUER EN EL AEROPUERTO.

Cuando me lo contaron sentí el frío que estaban pasando tantas personas tiradas en los aeropuertos.
Los controladores son el huracán y el político la enhiesta roca que desafía su poder.
Tal vez no haya palabras cuando piensas en esos niños chicos que iban a Disney o esos abuelillos tirados sin saber por qué. Y no hay pero que valga. Pero (este no vale), siempre hay un pero.
De aquellos barros... estos lodos. Me parece una infamia todo lo que ha pasado. Igual de claro que lo vi el 8 de agosto con las declaraciones de un controlador que dijo lo que aparece debajo del pulpo.
Y es que soy un romántico. Imagino que si me llega a coger en un aeropuerto hubiera sido defensor del realismo de Galdós y hubiera contado los Episodios Nacionales.

No hay comentarios: