
Pero este año coincide con el puente de Andalucía y no podré ir y además volverá a ser del mogollón.
Hoy iba a no ver nada. Llegué en tren que está fenomenal. Era la una y no había nada o muy poco. Así que recorrimos la Viña, la Caleta y paseo por EL PERICÓN DE CÁDIZ. Las colas más largas, de más de 200 metros, estaban para recoger un poco de pescado frito y una cerveza. ¿Tres horas de cola? Creo que no vale la pena habiendo tanto arte por venir. Y el arte llegó. Me encontré a Los Mindundi, una comparsa de Camas con muy buenas voces. Tenían un cuplé gracioso de que siempre había sido un misdundi, que llevaba el balón al colegio y lo ponían de portero. Luego me encontré con los punkies que todos los cuplés iban a la misma parte del cuerpo. El carnaval es arte y sutileza y esta agrupación la tiene un poco escondida, pero tiene su público. Tuve la suerte de ver entonces a unos reyes magos más agudos y después me encontré con LA ESCOPETA NACIONAL. Pregunté a uno de ellos a donde iban y me dijo que a la calle Sagasta. Formamos una buena línea de seguidores y nos llevaron a una tranquila calle sin salida donde se podían excuchar sus letras. Cuando felicitaba a uno de los componentes él mismo me reconocía que la chirigota hace como una obra; tipo, letra, música, todo está relacionado. Todo, de principio a fin. Principio.
Y fin.
Salí de allí feliz de haber visto la chirigota que un año más más me ha gustado. Me encontré con Adán, un romancero muy bueno. Después cuando empezaba a estar a gustito me encontré en el Oratorio precisamente a la chirigota del Selu. Mucho arte en directo, hay que reconocerlo.
Al personal se le veía cansado. Me encontré con el primer premio de romancero Al pan pan y al vino de cabeza, le hice la foto al cartelón y me fui. Para ser un domingo de piñata no era plan de abusar.