
Cada vez que yo escucho,
que los mariquitas piden sus derechos
yo me pongo malo,
porque tengo muy claro que esas criaturitas
están padeciendo una enfermedad.
Una patología que yo curaría
a base de mucho jarabe de palo,
para que esos viciosos no sigan viviendo
en pecado mortal.
Al que sea maricón, yo lo pelaba al cero,
y le daba candela hasta que pusiera
voz de camionero.
Y ahora encima se pueden casar,
cuando son maricones,
maricones, maricones...
Donde pongan un macho hispano y patriota,
que se quiten tantas mariconas locas.
Donde pongan a un soldadito español,
un marinero valiente con la espalda ajin,
el pecho lobo, la cara como un querubín,
los ojos verdes rubiasco y el pelo anillao.
Un legionario buenorro, macizo y viríl,
cómo te lo voy a decir..
¡esa es la clase de hombres
que a mí siempre me han gustao!.