Miguel Agujetas nació en Jerez en el barrio gitano de San Miguel un 29 de septiembre de mil y algo, que los artistas no tienen edad. Desde muy pequeño mamó el arte del barrio y un poco de leche materna, poca en realidad pues ya era el cuarto hijo y en aquellos tiempos no había biberones.
Con cinco años tuvo un encuentro casual con el maestro latero, oficio ya desgraciadamente en desuso, que le regaló una sartén irreparable a la que Miguel se acostumbró a sacarle unos sonidos agroalimentarios que, mezclados con sus propias tripas, eran a la sazón un dasafortunado concierto de cuerda y percusión.
Fue al colegio solo dos años en la calle Barja pero allí conoció el verdadero compás y sobre todo un puntero que la profesora lanzaba con mucho tino, lo que sin duda ayudó a abrir su mente en varias ocasiones.
En su adolescencia combativa aprendió los primeros quejíos propios del cante y de la edad. Empezó a recibir los primeros desplantes de la vida y de las chicas y de los vendedores y de todos los que le rodeaban en general. De aquellos tiempos esta pena tan honda que transmite en todos sus cantes, especialmente a quien le escucha. Su falta de hábito unido a sus escasos dotes musicales han creado un artista único que enmudece al público en tiempo récord.

(Crítico musical y taurino)
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