De un tiempo a esta parte, todo es gris, que musita en días como hoy Martínez Ares en mi masa gris. Hasta el 19 de noviembre del año pasado sabíamos que todo iba mal y que podría ir a peor. Pero la película que estoy viendo, LICENCIA PARA RECORTAR, no me está gustando nada. El agente 007 no resuelve nada.
Para colmo se me ha ido sin despedirse mi viejo ordenador y con él toda la pamplina de mi primo, el Casiano, Miguel Agujetas y tantos otros.
Miro a mi alrededor y no le veo la gracia, pero la desgracia sí, que cantaba Javier Krahe. Un país hipotecado que huele a desahucio, políticos mediocres que no dejan huella pero que por donde pasan no vuelve a crecer la hierba. Tanto hunos como otros. Durante años un desarrollo insostenible que no se quiso ver. Bajo un sol cegador especulamos con la vida y hoy nos rodea la niebla.
Mañana de niebla tardecita de paseo, decía mi abuela. De paseo nos mandaría si nos viera, que mi abuela era muy sabia. Mi abuela sabía que cada uno tenía su ventana y algunos hasta su balcón. Pero no le gustaría nada ver los angustiosos miradores que tienen hoy muchas familias.
Retales, chapuza y pastiche, remiendo, tapujos y parches, dice el Aute en una vieja canción muy de actualidad.
Tiempo de los enanos, de liliputienses, de títeres. De la metamorfosis y la mediocridad, que cantaba Carlos Cano.
Uno de mis humoristas preferido, Forges, tiene un texto que habla de este triunfo de los mediocres. Pero no nos engañemos, no toda la culpa es del político de turno. Como muy bien dice en el artículo es una cadena que empieza en la escuela (yo diría que en la casa) y termina en el Presidente.
Hemos cogido la costumbre de echarnos a la calle, los hunos contra los otros. Y no crece la hierba.
Y sin embargo necesitamos esa hierba, cal que neixin flors a cada instant, cantaba un jovencísimo Lluis Llach en una letra muy propia. Y como también lo dice muy bien, la fe no es vivir de un recuerdo pasado. Apechuguemos con lo pasado, volvamos a la cultuta, hagámonos más sabios, más personas: Recuperemos los libros, apaguemos las televisiones. De aquí a diez años volveremos a ser lo que fuimos. España en marcha, y que crezca la hierba.
El triunfo de los mediocres
Quienes me conocen saben de mis credos e idearios. Por encima de éstos, creo que ha llegado la hora de ser sincero. Es de todo punto necesario hacer un profundo y sincero ejercicio de autocrítica, tomando, sin que sirva de precedente, la seriedad por bandera.
Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo.
Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes, con una huelga general, o echándonos a la calle para protestar los unos contra los otros.
Reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel.
Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre. Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente.
Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan, alguien cuya carrera política o profesional desconocemos por completo, si es que la hay. Tan solo porque son de los nuestros.
Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia.
- Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmentebasura.
- Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un solopresidente que hablara inglés o tuviera unos mínimos conocimientos sobre política internacional.
- Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del terrorismo.
- Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo tres veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado.
- Mediocre es un país que tiene dos universidades entre las 10 más antiguas de Europa pero, sin embargo, no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir.
- Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas.
- Mediocre es un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada –cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada.
- Mediocre es un país en cuyas instituciones públicas se encuentran dirigentes políticos que, en un 48 % de los casos, jamás ejercieron sus respectivas profesiones, pero que encontraron en la Política el más relevante modo de vida.
- Es Mediocre un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza.
- Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad.
- Es Mediocre un país, a qué negarlo, que para lucir sin complejos su enseña nacional, necesita la motivación de algún éxito deportivo