Ni corto ni perezosos, bueno un poco corto el mono le estaba, nos metimos a hacer el gamba riéndonos de todo. Eso fue el martes y ya lo dijo Paganini: no repito. Así que para el jueves era conveniente buscar otra cosa, inventar.
Jugando con las palabras me salió el Hagapito de Cañas, erudito o eructito que sabe mucho de nada. Un hortera sin remedio que iba a ser el representante de los niños que estaban cantando aquello de que querían salir en televisión porque eso les iba a resolver la vida. Alrededor de esa forma de ver las cosas se mueve un munco de manager, aprovechados y sinvergüenzas.
Así que no me lo pensé dos veces, cogí mis gafas de ver de cerca, una peluca y poco más.

Preparé una tarjera para Don Hagapito y en el pasacalles las fui entregando como representante de niños prodigios. La presentación corrió a cargo de D. Alejandro que estuvo sencillamente genial. El pasacalles fue divertidísimo.
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