El viaje ha sido denso y como ya no es la primera maleta que hago, los recuerdos de otros lugares llegan a mi mente. Cuando aterricé en Oviedo enseguida me acordé de Irlanda, como mucha gente. Pero viendo la amabilidad de los conductores de autobuses del aeropuerto y que tenían cambio para que te pudieras subir, me di cuenta de que afortunadamente no estaba en Dublín. Y es que en Dublín si no llevas la cantidad exacta te dicen no, no, no. Y no son la Wini Winjau.

Si hace algunos años temía el carácter provinciano, hoy entiendo que ciudades que han sabido crecer de manera sostenible ahí están. Otras ciudades como la mía que se han entregado a franquicias y mercadonas y enormes superficies han perdido su identidad. Me ha gustado mucho Oviedo. Cuatro noches para Oviedo y pueblocitos de alrededor, pero eso será otro día.
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