Corría el año 2011 cuando yo aún era profesor en la universidad lisboeta i lusa cuando me encargaron un soneto sobre como veía yo que Alfredo Pérez Rubalcaba hiciese un debate con Mariano Rajoy. Yo aún era profesor y no podía firmar el soneto pero hoy si quiero reconocer su autoría porque ya vi los males de la izquierda española que proliferarían si no se tomaban medidas eficaces como un rejuveneciminiento del partido y dar paso a las nuevas ideas, a nuevas caras que no estuvieran desgastadas. A nombres que no estuvieran salpicados. A hombres que supiesen ceder el testigo a mujeres. Testigo fuimos de unas elecciones primarias que al menos por empatía general tendría que haber ganado la línea emergente y no la continuista. Pero no son dado los políticos a perder su sillón y no era solo Alfredo el que lo perdía sino toda una corte de fieles que hubieran tenido que perder los altos honores que se rinden a si mismos. Rendirse es de cobardes, se dirán en su ágapes. Sin saber que rendirse no es sinónimo de dimitir. Por lógica, por sentido común, todos los que estuvieron con José Luis Rodríguez Zapatero tendrían que haber dimitido, haber dejado el partido, dar paso a una nueva corriente, a una nueva energía.No fue así y la agonía se ha prolongado tres años más. El enfermo que necesitaba cuidados paliativos ha salido en camilla por la puerta de atrás.
Mientras tanto la ciudadanía ha demostrado que la memoria se pierde con facilidad pero que el hastío es inasumible a estas alturas, que el olor nauseabundo que despiertan estos amigos de lo ajeno, estos seres que viven en su burbuja de placer cual niño de dos años en su bañera con patito y pompas de jabón, la ciudadanía, repito, ha preferido volver la espalda a ese bipartidismo que claramente le llamaba idiota un día si y otro aussi, en francés para ser más fino.
Ahora el pueblo vive mal y recuerda los mensajes vanos, las promesas incumplidas, los discursos repetidos, la democracia irreal y sin sentido.
Las críticas de Rubalcaba como oposición son ciertas pero irrisorias porque provocan hilaridad. Provocan la burla de haber sido los pioneros. La segunda de a bordo no ha convencido ni siquiera enfrentándose a un personaje tan rancio como Don Miguel del Borde del Área y Coñete.
Tampoco me hago muchas ilusiones de grupos que recogen la desilusión por las esquinas y la pregonan por la quinta o Sexta avenida de la telecomunicación. Profesores de política con recetas conocidas, gladiadores del desencanto, activistas del malestar. En fin, este fue mi soneto hace casi tres años y hoy ni quito ni pongo rey. O tal vez sí.
Un debate he hecho con Mariano
que nos separa ya de otros partidos
y ya sabes que la distancia es el olvido
¡qué mala memoria tienen los humanos!
Ya nadie se acuerda de mensajes vanos,
promesas incumplidas, discursos repetidos,
democracia irreal y sin sentido
que engaña como quiere al ciudadano.
Y te preguntas cómo digo esto
y por qué al sistema ahora me opongo
¡a partir de este momento seré honesto!
Igual me voy a Kenia o al Congo
y comenzaré generosos proyectos
porque estaré en la oposición, supongo.
La entrada se llamó UN POÉTICO DEBATE
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