Me compré un cassete el otro día de Joan Bautista y pensé en lo injusto que somos (que soy) muchas veces con las etiquetas. Vivimos muy deprisa y como mecanismo de defensa etiquetamos a la ligera. En mi mundo musical, Joan Bautista era un hortera. Recuerdo en mis viajes por Barcelona que una tarde actuaba en el parque de atracciones y el buen hombre iba vestido un tanto cursi. Inmediatamente lo etiqueté: 70% de descuento.
Y sin embargo, siempre hay un embargo, a lo largo de los años me he acordado mucho de su canciones, desde CLARA al HAY QUE VIVIR y especialmente SOLO SOY UN SER HUMANO. Sentido del humor y mucha sensibilidad en sus canciones que hoy echo de menos.
Parecido me pasó con EMILIO EL MORO. Cuando en mis veranos iba por Madrid no faltaba mi visita por la plaza de las Descalzas y a La Metralleta. Una tienda de disco que tenía de todo. El dueño de la tienda siempre tenía ponía canciones de EMILIO EL MORO. Yo miraba los discos muy serios y no me reía, no fueran a pensar que a mi me gustaba ese señor que desfiguraba canciones.
Descubro hoy la esencia carnavalera de EMILIO EL MORO y compruebo con asombro, en los discos que he comprado, que conocía muy bien todos los palos del flamenco. Emilio es el padre del Yuyu cuando cantaba aquello de Mi suegra me la robaron.
EMILIO EL MORO sabía contar chistes y tenía una gracia que hoy echo en falta porque era un observador de las cosas de la calle.
Mezclar humor y flamenco no fue del agrado de los ortodoxos y en la etiqueta pusieron 70% de descuento.
Puse en venta lo que no era mío y apliqué un descuento erróneo. Hoy os escucho con la madurez del que sabe que se equivocó en un 70%.
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