De lo leído, y otras coplas, corro a buscar el libro en Internet sin pensar, como suele suceder, que a lo mejor estaba al lado de mi casa. La felicidad en la misma esquina. Efectivamente, me acerco con todos los datos a la librería que no tengo a más de 100 metros, LA LUNA NUEVA, y allí mucho personal buscando libros para regalar y envolviéndolo para regalo. Menos mal que nos queda Portugal y, en mi caso, Cristóbal. Cristóbal es el dueño de la librería pero también una persona que ama los libros. Resulta que el libro sí estaba allí. Como si fuera el enamorado de la canción de Serrat cogí el libro y lo pagué.
-¿Es para regalo?
- Sí, es un regalo para mí.
- ¿Te lo envuelvo?
- No, no, que va. Me lo voy a regalar ahora mismo.
- Toma, una bolsa.
- No hace falta. Voy a abrirlo ahora.
Y como un niño con una bolsa de golosinas salí de la librería. Efectivamente el libro es una maravilla.
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