LECCIÓN MAGISTRAL DE ANA LÍTICA SINTE SOBRE LA CAPACIDAD DE NUESTRO CEREBRO SUPERANDO ALGUNAS PRUEBAS Y COMO SE CRECE ANTE ESA SATISFACCIÓN

¡Qué grande es la mente humana! Hoy es viernes y aunque muchas personas están pasando una noche loca de verano con bailes desenfrenados y sexo multitudinario, yo no. Yo estoy cultivando la mente y resolviendo enigmas matemáticos que riegan mi mente a falta de poder regar... el jardín de mi casa. Si has pensado en otra cosa vas por mal camino y pásate a las etiquetas que dicen El Entendío o Ian Guahson, que esos seres despreciables si son bordes. Yo no. Yo pasé, como todo el mundo, una etapa de erotismo violento. Recuerdo en la universidad de Dijon donde fui alumna excelente con una beca extraordinaria, que un día se me acercó un chico a preguntarme la hora.
- Quelle heure est-elle?
Yo llevaba poco tiempo en La France y entendí ¿quieres salir conmigo? La verdad es que el chico era monísimo y yo no sé ya si lo entendí o quise entenderlo. Siempre he sido muy inocente.
No me siento culpable de lo que hice pero esta noche no te lo puedo contar. Esta noche estoy enfrascada en un razonamiento matemático y me he quedado en la décima diapositiva de este grosero montaje porque han caído en el insulto y yo eso y mi confesor no podemos permitirlo. 
Atrévete con este recto, perdón reto, estaría pensando en mi francés, ssss, que esta noche no te iba a contar nada, ummmmm, cuando su lengua me lamieron mis pechitos un recosquilleo me recorrió de arriba a abajo, pero nada comparable con estas cuatro preguntas cuadradas. Diviértete y sé feliz. Hazlo por mi que sigo cautiva de sus besos. No, si esta noche me pierdo. Estoy empezando a sentir aquel recosquilleo que creí perdido.