No he tenido yo un feliz fin de curso. La miseria humana me atormenta. Sin dudarlo tres veces, el discurso de mi compañero Isidoro fue mejor. Y yo, que jamás he levantado el sombrero por un discurso, hoy día me quito el sombrero por el suyo. Así que además de suplantar a Brassens, me suplanto a mi mismo y este año pongo su discurso.
GRADUACIÓN 6º 2012
En un cuento de Woody Allen, el protagonista mientras miraba
como derribaban un edificio le golpearon con la bola de
demolición. Sus últimas palabras antes de morir fueron: No,
gracias, ya tengo un pingüino.
Durante estos dos cursos os he mentado al pingüino casi todos los
días. Posiblemente, cuando pasen muchos años no me recordareis
porque os enseñé a hacer raíces cuadradas (cosa que ya la mayoría
no se acordará), o porque os hablé de Carlos II (¿recordáis su
mote?). Seguro que lo que permanecerá en vuestra memoria sea el
pingüino.
¿Qué es lo que yo os quería decir con este animalito?: Que en la
escuela y en la mayoría de las situaciones de la vida hay que
pensar lo que se dice y no hacer y responder con lo primero que
se nos pasa por la cabeza, como el personaje del cuento. El
pingüino para mí es un símbolo de lo absurdo, de hacer las cosas
sin pensar, de responder porque hay que responder algo, aunque
sea una tontería.
Durante estos años en el colegio, entre nosotros, los maestros y
maestras y vuestros padres y madres, hemos tratado de enseñaros
a pensar. En infantil os han enseñado qué está delante y qué está
detrás; cual es el amarillo; que en otoño se caen las hojas y que
tenemos dos manitas. Parece una tontería pero es importantísimo.
En primero os enseñaron lo más importante en una escuela: a leer
y escribir. Para mí eso es magia. El resto de los cursos hasta sexto
ha sido completar eso y seguir ampliando conocimientos: desde
donde está la derecha y la izquierda hasta saber donde está, por
ejemplo, Croacia (aunque seguro que sabéis que en su bandera hay
cuadritos ¿de que colores?, eso no lo hemos enseñado nosotros).
Pero de todo esto, lo más importante, lo que tratamos todos de
conseguir de vosotros y vosotras es poner en marcha vuestro
cerebro, que penséis con la cabecita. Os hemos dado las
herramientas para hacerlo.
Por otro lado, ¿es que antes de daros en la escuela un montón de
normas y conocimientos no se piensa bien? ¿Es que el Ratoncito
Pérez o ese árbol que pinté de azul ya no me sirven de adulto?
En el último trimestre os he hablado del arte abstracto y casi
ninguno lo ha entendido. No lo habéis entendido porque os hemos
enseñado a pensar a veces demasiado. Dice una canción de un tal
Fito que “si es por el maestro nunca aprendo a coger el cielo con
las manos”.
Mirad, el universo es un caos. El ser humano trata de ordenarlo
con lo poco que sabe: las matemáticas, la lengua, las ciencias... Y
es lo que os enseñamos en la escuela. Y para conseguir un trabajo
y vivir en este mundo tenéis que pensar con las normas y
conocimientos que os hemos dado y os seguirán dando en
secundaria. Por vuestro bien os conviene esforzaros. Seguro que
mis compañeros os han hablado de la responsabilidad: todo eso es
así, no lo dudéis.
Con respecto a ese tal Fito, ningún maestro le enseñó a coger el
cielo con las manos, pero seguro que no fue una bruja la que le
enseñó a escribir.
Por mi parte espero haberos ayudado en estos dos años a pensar
un poco y a ordenar el caos del universo. Pero también espero no
haberos matado la ilusión de coger el cielo con las manos, de
pintar un árbol de azul o de acordaros, de vez en cuando, de un
pingüino.
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