Beteta a los funcionarios: 'Tienen que olvidarse del cafelito y de leer el periódico'
Usted, señor Ve tetas, no sabe lo que está diciendo. Estoy hasta las narices de que me acusen de tomar el cafelito y leer el periódico. No lo he hecho nunca.Mis minutos atendiendo niños tienen 1500 segundos. Mis segundos durante una mañana no son 300. Son 30000 mil. Pero le ocurre lo mismo a enfermeras y médicos, a personas que atienden a enojados ciudadanos porque los funcionarios somos unos vagos, a personas que hipotecaron sus vidas con estudios y con unas garantías que ofrecía su trabajo y que hoy parece papel mojado.
Hoy jueves, 12 de abril, le digo que hay muchas más gentes con cafelito y periódico pagados por el estado que no son funcionarios. Comenzando por ustedes mismos y terminando por todos aquellos que jamás cotizan, que reciben becas, que no declaran y tienen subvenciones.
Cada vez que nos machacáis con frases populistas de este tipo, machacáis nuestra ilusión y vocación por nuestro trabajo. No nos quema el trabajo, nos estáis quemando vosotros poco a poco. Con bajadas de sueldo, con subidas de IRPF, con amenazas constantes. Ya hay funcionarios en ayuntamientos que cobran tarde, mal o nunca y van todas las mañanas a su puesto de trabajo. ya hay personas haciendo el doble de trabajo del que tenía hasta ahora. Represéntenos como secretario general de administraciones públicas, pero no nos pisoteé. Hagan políticas de crecimiento, amenacen a los bancos o a los mercados, pero dejen de dar leña al mismo mono que no es de goma.
Sean justos en sus decisiones, valoren el tiempo cotizado, no expriman hasta la cáscara. Si tienen algo contra funcionarios que cogen bajas indebidamente, vayan por él. Si tienen dudas del trabajo y de los periódicos que alguno lee, vayan por él. Pero no disparen al bulto. No acusen al colectivo. Hay mucha profesionalidad de una enfermera que se levanta y llega media hora antes y tiene que hacen mil tareas que usted no haría. Y hay mucha vocación en un profesor que tiene que entrar en una clase de ESO intentando mantener la ilusión de la mitad de la clase porque la otra mitad pasan directamente de esta educación que no les dice nada porque está diseñada con el ánimo alevoso de lograr votos y no de formar a personas. Las personas cuanto más ignorantes voto más fácil, ¿verdad?
Por favor, señor ve tetas, no hable de cafelitos como este vídeo que monté hace ya algún tiempo donde Hitler decía lo mismo que usted.
Por favor, señor ve tetas, sea más original y lea las editoriales de El Jueves:
No disparen al funcionario
Reproduzco a continuación el editorial del semanario "El Jueves, la revista que sale los miércoles" publicado en el nº 1817 de esta semana, dedicado a los trabajadores públicos. Para una vez que alguien nos defiende, no puedo dejar de reproducirlo y darle difusión. Amigos: ¡Comprad el jueves!
Los funcionarios son esos señores y señoras que un buen día aprobaron una oposición en busca de un empleo estable. Su sueldo era seguro, pero escasito. Es más, cuando estalló ese tsunami de falsa prosperidad y este país se llenó de nuevos ricos, su sueldo, en comparación, era claramente una puta mierda. No obstante, la gran ventaja que tenían (esto lo valoran ahora) era que nadie se metía con ellos: en todo caso, si alguien les señalaba, era para compadecerse de su pobreza.
-Mira ese pringao: veinte años en la Administración, y gana al mes la cuarta parte de lo que yo saco en mi empresa sólo en horas extras.
Pero un día la crisis estalló y España, que estaba a punto de adelantar a Francia, según ZP, luego de haber pasado a Italia, empezó a irse al carajo. Resulta que la economía de este país se había basado casi única y exclusivamente en una burbuja inmobiliaria que nadie quiso pinchar a tiempo, y, cuando explotó, lanzó de golpe contra las oficinas del INEM a tres millones de parados. La recaudación fiscal cayó en picado y, como al mismo tiempo aquí se había despilfarrado en obras absurdas lo que no está escrito, corrupciones aparte, la deuda y el déficit se dispararon, se empezó a hablar de quiebra y el gentío volvió la cabeza hacia los culpables de tanta ruina: los jodidos funcionarios, que cada mes se llevan a casa su sueldo calentito, un sueldo que ahora, en comparación con tanto "ni-mileurista" como hay, es muy apetecible.
"¡Es que la partida destinada al pago de las nóminas de los empleados públicos no deja de crecer!", protesta el gentío. Y lleva razón: tanto en la Administración Central, como en la Autonómica y la Local, cada día hay más gente colocada a dedo y más asesores. Los funcionarios de carrera, o sea, por oposición, no crecen porque sus bajas ya no se cubren, pero cada vez hay más enchufados.
Los gobernantes lo tienen muy fácil a la hora de estrangular a los funcionarios: el gentío ha sentenciado que hay que ir a por ellos. El gentío no distingue entre el burócrata que no da un palo al agua en su negociado (¿para qué estará la inspección, oyes?) y el médico que no da abasto en urgencias, y los dos son funcionarios. Por eso los empleados públicos lo van a pasar francamente mal en lo que queda de crisis. ¡Les van a recortar hasta la calderilla!
-A ver, usted que tenía diez trienios, a veinte euros el trienio, va a pasar a tener cinco, a diez euros la unidad.
-¿Lo qué?
-Es que Bruselas nos ha dicho que a partir de ahora cada trienio tenga seis años. ¡Todo sea por rebajar el déficit, hombre, no ponga esa cara!
Si por el gentío fuera, incluso habría que fusilar a muchos funcionarios al amanecer, así nos ahorraríamos hasta sus futuras pensiones. Pero tampoco hay que pasarse. A no ser que el déficit se resista, claro.
Editorial publicado en "El Jueves" del 21 de Marzo de 2012.
Los funcionarios son esos señores y señoras que un buen día aprobaron una oposición en busca de un empleo estable. Su sueldo era seguro, pero escasito. Es más, cuando estalló ese tsunami de falsa prosperidad y este país se llenó de nuevos ricos, su sueldo, en comparación, era claramente una puta mierda. No obstante, la gran ventaja que tenían (esto lo valoran ahora) era que nadie se metía con ellos: en todo caso, si alguien les señalaba, era para compadecerse de su pobreza.
-Mira ese pringao: veinte años en la Administración, y gana al mes la cuarta parte de lo que yo saco en mi empresa sólo en horas extras.
Pero un día la crisis estalló y España, que estaba a punto de adelantar a Francia, según ZP, luego de haber pasado a Italia, empezó a irse al carajo. Resulta que la economía de este país se había basado casi única y exclusivamente en una burbuja inmobiliaria que nadie quiso pinchar a tiempo, y, cuando explotó, lanzó de golpe contra las oficinas del INEM a tres millones de parados. La recaudación fiscal cayó en picado y, como al mismo tiempo aquí se había despilfarrado en obras absurdas lo que no está escrito, corrupciones aparte, la deuda y el déficit se dispararon, se empezó a hablar de quiebra y el gentío volvió la cabeza hacia los culpables de tanta ruina: los jodidos funcionarios, que cada mes se llevan a casa su sueldo calentito, un sueldo que ahora, en comparación con tanto "ni-mileurista" como hay, es muy apetecible.
"¡Es que la partida destinada al pago de las nóminas de los empleados públicos no deja de crecer!", protesta el gentío. Y lleva razón: tanto en la Administración Central, como en la Autonómica y la Local, cada día hay más gente colocada a dedo y más asesores. Los funcionarios de carrera, o sea, por oposición, no crecen porque sus bajas ya no se cubren, pero cada vez hay más enchufados.
Los gobernantes lo tienen muy fácil a la hora de estrangular a los funcionarios: el gentío ha sentenciado que hay que ir a por ellos. El gentío no distingue entre el burócrata que no da un palo al agua en su negociado (¿para qué estará la inspección, oyes?) y el médico que no da abasto en urgencias, y los dos son funcionarios. Por eso los empleados públicos lo van a pasar francamente mal en lo que queda de crisis. ¡Les van a recortar hasta la calderilla!
-A ver, usted que tenía diez trienios, a veinte euros el trienio, va a pasar a tener cinco, a diez euros la unidad.
-¿Lo qué?
-Es que Bruselas nos ha dicho que a partir de ahora cada trienio tenga seis años. ¡Todo sea por rebajar el déficit, hombre, no ponga esa cara!
Si por el gentío fuera, incluso habría que fusilar a muchos funcionarios al amanecer, así nos ahorraríamos hasta sus futuras pensiones. Pero tampoco hay que pasarse. A no ser que el déficit se resista, claro.
Editorial publicado en "El Jueves" del 21 de Marzo de 2012.
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