sábado, 14 de enero de 2012

ADIÓS ANTONIO.

Hoy, 12 de enero,  he estado en el entierro de Antonio Sanz Zamorano. 
Hoy muchos acudimos al tópico de lo vi hace dos semanas y estaba estupendamente, que gran persona era, yo me llevaba muy bien con él... y un largo etcétera.
Yo también. Lo vi el domingo 18 de diciembre, muy arreglado y muy bien e iba para misa. Yo no. Yo no iba para misa.
Y aquí es donde comienza mi vivencia con él. A pesar de ser personas de generaciones diferentes, de tener mil y una diferencias, reconozco que era una mente abierta dispuesta siempre a aprender, a estar al día en cuanto a informática, cine o música se tratase.
Conservo con gran cariño un cd que me grabó con los carnavales del año 2000: Esto está embobao, Los porculines, Los clásicos básicos y algunos más.
Porque coincidimos cuatro años: del 97 al 2001. Él era el director de Alfonso X y yo el profe de Educación Física. Hoy, 14 años después, agradezco que siempre respetó mi trabajo. Siempre se comportó como un compañero sencillo y animoso. Siempre demostró querer mucho a su colegio, Alfonso X.
Le gustaba innovar. Creó el primer laboratorio, hizo un cuaderno de aula para Física y Química, en fin, una mente abierta a los nuevos tiempos.
Nuestro punto de encuentro siempre era el carnaval de Cádiz. Siempre terminábamos hablando de carnaval. Un día me reconoció que al principio me recibió con un poco de miedo porque yo venía con fama de cabronazo.
- Prepárate para el que viene, es un cabronazo.
Y fíjate, me reconoció, no he tenido ningún problema contigo.
En el año 2006 tuve un pequeñísimo desencuentro con él porque en la jubilación de dos compañeras hice un poco de mofa de las palabras que las subdelegada del gobierno hizo en su jubilación.
Pero no, querido Antonio, en ningún momento me burlaba de tan merecida jubilación, me burlaba de todo aquel que llega a un homenaje y tiene que decir cuatro cosas que le han soplao porque no saben realmente quién eres tú.
Hoy, en la homilía, he tenido la misma sensación de bochorno y vergüenza porque haciendo un uso indebido de un micrófono, un señor que mezcla parábolas y paradojas, personalidades civiles y políticas y está más preocupado por si está allí la alcaldesa que por ti, que realmente eres el protagonista. Hoy, en la homilía, he vuelto a comprobar que aprovechan cualquier momento para mezclar cielo y tierra, infierno y pecado. Hoy, en la homilía, he vuelto a comprobar que parece que lo mezclan todo y a tempranas horas de la mañana. Y hemos terminado con risas, señor periodista, de pura vergüenza ajena.
Bueno. Pongamos otro tupido velo y la suposición de que estaría abrumado por tanta autoridad. 
Dos personas más sé que te llevan muy dentro de su corazón,  lo que me viene a demostrar que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer y que para coincidir con una persona no importa la edad ni la ideología. Basta con ser buena persona. Y los dos lo sois.

No hay comentarios: