- ¿Tú quien eres?
- Napoleón Bonaparte.
- ¿Y cómo lo sabes?
- Me lo ha dicho Dios.
- ¡Mentira! ¡Yo no te he dicho nada!
No sé si en alguna entrada anterior ya estaba el mismo chiste pero no importa. La realidad sigue siendo la misma.
Humor e irrealidad. Con las manos levantás y la mirada perdida. Desde un trono suntuoso con angelitos dorados me vienen a decir que mi pecado es creerme como Dios.
¿Y quien me lo dice? El Papa.
¿Y quién es el Papa? Dios en la Tierra.
Eso mismo fue lo que yo le pregunté.
Que los designios morales de la Tierra estén marcados por estas patrañas es pá morirse de risa. Porque sigue. No solo dice que queremos ocupar el puesto de Dios como un niño chico que ha cogido un ratito la bicicleta y no quiere prestarla (rabia la piña, que ese sitio lo he cogido yo) también dice que el hombre es presuntuoso ¿?¿?¿?¿? (seguro que no ha visto la foto) y que el hombre quiere decidir lo que es bueno y lo que es malo. ¡¡¡Esto si que es fuerte!!! Desde pequeñito nos enseñan unos mandamientos donde mezclan la ley y el deseo, desde el no robar al no fornicar, desde pequeñito nos dicen los pecados capitales, desde la gula a la ira y desde pequeñitos nos dicen que ellos tienen la llave del cielo. Que si te confiesas o pagas unos eurillos podrás comer la carne que quieras. Todo lo asocian al sexo. Todo es pecado. Todo son parábolas e interpretaciones. Todo son ajustes. Todo es infalible y palabra sagrada. Todo es verdad porque yo lo digo y a lo mejor hasta porque me conviene. Todo es así y punto.
Pero como la ley natural está por encima de todo, los conflictos de los sacerdotes y noticias como las que se publicaron hace unos días es lo que me viene a confirmar que no todo lo tienen tan divino:
Holanda: Hasta 20.000 abusos sexuales cometidos por sacerdotes
El último informe de la comisión independiente creada por la Conferencia Episcopal Holandesa ha destacado que entre 1945 y el año 2000 en los Países Bajos se han descubierto "decenas de miles" - entre 10.000 y 20.000- de casos de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes en las diócesis holandesas.
En fin, que Dios os perdone que yo no puedo.
(Está la silla ocupada)
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