jueves, 8 de diciembre de 2011

FORMA DE SER: DULCE Y SALADA A LA VEZ.

Hoy es 8 de diciembre y no puede por menos que acordarme de mi amiga Inma. Salada como ella sola y dulce y encantadora. Esta chica lo tiene todo. 
¿Cómo se llama la película? "Inma, la dulce y salada a la vez."
Llego al cole un año difícil para empezar una nueva era pero su humor y arte hizo todo más fácil. Bueno, ella y más gente. Pero ahí estaba ella.
Después de dos años por allí nos hizo un simpático homenaje al gran Mozart, como músico de la corte, y a mí como rey.
Tengo que reconocer que me queda la corona como a un santo dos pistolas y que me abruman los actos de la corte. Pero la muchacha estuvo sembrá y como fue una vivencia maravillosa, hoy la cuento.
Esto es lo que me escribió:



Miguel Arturo y el Claustro Grial

       Permítanme señorías, que esta humilde doncella,
en esta noche regale sus dos reales oídos con una historia de cuento,
cuéntese lo que les cuento, como una historia real.

       Dice la antigua leyenda que existió antaño un monarca,
por sus dones conocido como leal caballero,
justo, fiel, y a fin honesto; de nombre Miguel Arturo.

       En su reino le asaltaron momentos de paz y de guerra,
ambos dos mejor resueltos, alcanzarse no pudieran.
Fue de todos conocida su incomparable destreza
guardando Camelot X de despropósitos y vilezas.

       Se propuso para esto, el Claustro Grial componer,
y en tabula redonda quiso, sentarse el monarca a comer.
pudo haber quien rechazara pertenecer a esa mesa,
comió y bebió más bien solo, o sola según convenga.

       Cabe entonces decir, que contara en su consejo
dos ilustres cortesanas de las que aún se oyen ecos.

       La una levantaba al alba, Aurora la conocían
a solucionar entuertos que el monarca le pedía.

       Tuvo fieles seguidores Lourdes, misteriosa dama,
que con dotes de hechicera multiplicaba caudales,
apaciguando espíritus de vendedores salvajes,
mesoneros, campesinas y cortesano que viniera
eso sí, sin saber cómo, sin despeinar su melena.
      
      
       Mas hubo un par de doncellas, en apuros casi siempre
que recordarán al rey más que ningún presente.
       Incontables situaciones afrontó presto el monarca,
y  no quedó casi castillo, dragón, fiesta o recreo,
mesón con 200 niños, mesonera o mesonero,
charlatán sindicalista, recaudación para el pobre,
por el que el rey no anduviera, toda posible corte.

       Agradecidas por siempre quedarán esas doncellas,
y guardarán su recuerdo allí donde sea que fueran.
Pero esta noche más triste se tornó la despedida
cuando comprobar pudieron que su rey no asistía.

       ¿O tal vez sí? ¿De incógnito?, ¿salvaguardando corona?
No podemos permitir que pase desapercibido,
tal espíritu noble, justo, honesto, aguerrido.

       Hasta aquí llegó su espada con la que libró batallas y
 Merlín con otros magos me hicieron llegar su capas.
Hónrenos pues majestad, colocándose sus galas.
El amigo de esta ocasión es el amigo de las grandes ocasiones:
ISIDORO. Compuso música, diseñó cartel, se multiplicó por diez. Pero Inma lo explica mejor:

Isidoro Aliañus Mozart


Y sigue la noche de cuentos...

       Y es que en el mismo reino transcurridos muchos años.
Comienza la historia de un genio,  virtuoso del apaño.

       Aliañus Mozart, Isidoro todo un director de orquesta, de la filarmónica del lío, la de la última hora, la del más rebuscado avío que hace invertir deshoras.

       Un genio del buen hacer, la entrega  y la paciencia,
componiendo soluciones a este músico no hay quien  pueda.

       Tuvo por desgracia topar, con una cuestionable dama
que bullía de ideas, su cabecita en las ramas.
De espíritu más que inquieto, supo pronto adivinar
las dotes del noble artista que ya no podría escapar.

Ni homenajes, ni presentes, no encontró aquella muchacha
cómo agradecer al músico tanta entrega solidaria.


       Tan humilde como genio, hoy también vino de incógnito,
pero alguien nos hizo llegar sus ropas de virtuoso.

       Tome usted su partitura, en la que escribió paciencias
y tenga a bien mostrarnos con toda elegante pompa
esa su imagen más cierta,  Isidoro Aliañus Mozart. 



Y encima el capullo lo natural que posa.

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