¿Cómo se llama la película? "Inma, la dulce y salada a la vez."
Llego al cole un año difícil para empezar una nueva era pero su humor y arte hizo todo más fácil. Bueno, ella y más gente. Pero ahí estaba ella.
Después de dos años por allí nos hizo un simpático homenaje al gran Mozart, como músico de la corte, y a mí como rey.
Tengo que reconocer que me queda la corona como a un santo dos pistolas y que me abruman los actos de la corte. Pero la muchacha estuvo sembrá y como fue una vivencia maravillosa, hoy la cuento.
Esto es lo que me escribió:
Miguel Arturo y el Claustro
Grial
Permítanme señorías, que esta humilde doncella,
en esta noche
regale sus dos reales oídos con una historia de cuento,
cuéntese lo que
les cuento, como una historia real.
Dice la
antigua leyenda que existió antaño un monarca,
por sus dones
conocido como leal caballero,
justo, fiel, y a
fin honesto; de nombre Miguel Arturo.
En su
reino le asaltaron momentos de paz y de guerra,
ambos dos mejor
resueltos, alcanzarse no pudieran.
Fue de todos
conocida su incomparable destreza
guardando
Camelot X de despropósitos y vilezas.
Se
propuso para esto, el Claustro Grial componer,
y en tabula
redonda quiso, sentarse el monarca a comer.
pudo haber quien
rechazara pertenecer a esa mesa,
comió y bebió
más bien solo, o sola según convenga.
Cabe
entonces decir, que contara en su consejo
dos ilustres
cortesanas de las que aún se oyen ecos.
La una
levantaba al alba, Aurora la conocían
a solucionar
entuertos que el monarca le pedía.
Tuvo
fieles seguidores Lourdes, misteriosa dama,
que con dotes de
hechicera multiplicaba caudales,
apaciguando
espíritus de vendedores salvajes,
mesoneros,
campesinas y cortesano que viniera
eso sí, sin
saber cómo, sin despeinar su melena.
Mas hubo
un par de doncellas, en apuros casi siempre
que recordarán
al rey más que ningún presente.
Incontables situaciones afrontó presto el monarca,
y no quedó casi
castillo, dragón, fiesta o recreo,
mesón con 200
niños, mesonera o mesonero,
charlatán
sindicalista, recaudación para el pobre,
por el que el
rey no anduviera, toda posible corte.
Agradecidas por siempre quedarán esas doncellas,
y guardarán su
recuerdo allí donde sea que fueran.
Pero esta noche
más triste se tornó la despedida
cuando comprobar
pudieron que su rey no asistía.
¿O tal
vez sí? ¿De incógnito?, ¿salvaguardando corona?
No podemos
permitir que pase desapercibido,
tal espíritu
noble, justo, honesto, aguerrido.
Hasta
aquí llegó su espada con la que libró batallas y
Merlín con
otros magos me hicieron llegar su capas.
Hónrenos pues
majestad, colocándose sus galas.El amigo de esta ocasión es el amigo de las grandes ocasiones:
ISIDORO. Compuso música, diseñó cartel, se multiplicó por diez. Pero Inma lo explica mejor:
Isidoro Aliañus
Mozart
Y
sigue la noche de cuentos...
Y es que en el mismo reino transcurridos
muchos años.
Comienza
la historia de un genio, virtuoso del
apaño.
Aliañus Mozart, Isidoro todo un director
de orquesta, de la filarmónica del lío, la de la última hora, la del más
rebuscado avío que hace invertir deshoras.
Un genio del buen hacer, la entrega y la paciencia,
componiendo
soluciones a este músico no hay quien pueda.
Tuvo por desgracia topar, con una
cuestionable dama
que
bullía de ideas, su cabecita en las ramas.
De
espíritu más que inquieto, supo pronto adivinar
las
dotes del noble artista que ya no podría escapar.
Ni
homenajes, ni presentes, no encontró aquella muchacha
cómo
agradecer al músico tanta entrega solidaria.
Tan humilde como genio, hoy también vino
de incógnito,
pero
alguien nos hizo llegar sus ropas de virtuoso.
Tome usted su partitura, en la que
escribió paciencias
y
tenga a bien mostrarnos con toda elegante pompa
esa
su imagen más cierta, Isidoro Aliañus
Mozart.
Y encima el capullo lo natural que posa.
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