Me encuentro fatal. En mi vida me he sentido tan mal.
- Diga 33, le dijo el doctor.
- 11-11-11.
- ¡Qué va! Está usted estupendamente. Como siempre.
A uno siempre le parece que está peor. Pero está usted divinamente, con los achaques propios de la edad.
- Está bien, doctor. Pero yo me siento muy triste.
- Es propio tener altibajos, la felicidad continua no existe. Desde que el mundo es mundo siempre ha sido así.
- Pero la gente que vive en mi es hoy infeliz.
- No hay un medidor de felicidad y nadie puede valorar la felicidad de otro en intervalos temporales. El tiempo y la felicidad viven en espacios diferentes.
- Vale, vale. No discutiré más con usted, señor sabelotodo. Pero antes la gente no tenía nada y se pasaban el rato cantando y hoy tienen muchas cosas y parecen muy infelices, esclavos de todo.
- ¡Eres mundano incorregible y vulgar!
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