subo en mi caballo
con una idea fija:
felicitar a mi hija.

Fue caballo volador
cuando con sabor
de atlánticos mares
estábamos en otros lares.
Cantándole algo de Carlos Cano
o Brassens se dormía en mi mano.
Era Maria la portuguesa
o alguna canción francesa.
Años en el Hierro
que no fueron destierro
que muy buena era
la gente en Frontera.

La vida te ha dado
su mejor legado
que en Granada o Jerez
es la madurez.
Y ya te digo adiós
que tú y yo vamos por los 22.
(Yo versos y tú años. Besos, princesa)

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