Hay una teoría sobre el trabajo que dice que el trabajo debería pagarse según la dificultad o el asco que le dé a la gente realizarlo.
No estoy de acuerdo. He sido almacenero, cortador de uvas, pintor, electricista ocasional, camarero, maestro y algunos otros y el trabajo está regido por la simple ley de oferta y demanda.
Hacía tiempo que no veía a los obreros de la construcción ofrecerse por 30 euros al día. Me recordaba a los tiempos en que un señorito se acercaba a la plaza del pueblo y elegía a los que iban a trabajar.
El mercado es así. Hace cuatro años no había trabajadores y cobraban una barbaridad cada día. Hoy hay más oferta que demanda y si quieres lo toma y si no... lo tomas.
Después de algunas vendimias y de clases particulares por 2000 pesetas al mes, afirmo que la dignidad no está en el trabajo, está en el que lo realiza.
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